Bin Salmán. | REUTERS / AMIR LEVY - Archivo

Mohamed bin Salmán cumple este jueves su primer aniversario como príncipe heredero de Arabia Saudí, un año marcado por su agenda de reformas a nivel social y económico, la purga contra la corrupción lanzada poco después de su ascenso y la participación de Riad en varios conflictos militares en la región, reflejo del aumento de las tensiones con Irán.

El ascenso político de Bin Salmán se inició en 2012 con la muerte de Nayef bin Abdulaziz al Saud, lo que provocó su entrada en la línea sucesoria, y se reforzó en 2015 con la entronización de su padre, Salman bin Abdulaziz al Saud, tras el fallecimiento de Abdulá bin Abdulaziz al Saud.

Ese año, Bin Salmán fue nombrado ministro de Defensa y secretario general de la Casa Real, y finalmente fue designado príncipe heredero el 21 de junio de 2017, después de que su padre sacara de la línea sucesoria a Muhamad bin Nayef, al que retiró todos sus cargos.

Bin Salmán, considerado por muchos como el verdadero 'hombre fuerte' del país debido a los cargos que acumula y la escasa presencia pública de su padre, ha impulsado durante este año una serie de reformas a nivel económico y social destinadas a reformar el país y presentar una cara más amable de Riad, criticado duramente por las organizaciones no gubernamentales por sus campañas contra los activistas y la mala situación que atraviesan las mujeres y los opositores.

En el centro de este programa está la llamada Vision 2030, impulsada por el príncipe heredero --quien es también presidente del Consejo de Asuntos Económicos y Desarrollo-- con el objetivo de diversificar la economía y desarrollar los servicios públicos, muy limitados en el país.

El proyecto fue lanzado antes de que Bin Salmán fuera colocado en el primer lugar en la línea sucesoria y se ha reforzado en los últimos meses en los planos social y económico con diversos anuncios en ambos campos.

Bin Salmán ha puesto en marcha una restricción de los poderes de la 'mutaua' --la policía religiosa-- y ha ampliado la participación de la mujer en los organismos públicos, en muchos de los cuales estaba excluida o su puesto quedaba relegado a los de menos responsabilidad.

El propio Bin Salmán prometió un Islam «moderado y abierto» en el país, dominado por el wahabismo, una rama extremadamente conservadora dentro del sunismo. «Estamos volviendo a lo que fuimos, un país de Islam moderado que está abierto a todas las religiones del mundo», dijo.

En este sentido, las autoridades permiten ahora a las mujeres entrar en los estadios y otras instalaciones deportivas del país, mientras que han permitido que las mujeres se postulen al Ejército y trabajen en el Ministerio de Justicia.

Asimismo, un decreto real anunció en octubre de 2017 que las mujeres podrán conducir a partir de junio de 2018, fecha que ha sido posteriormente concretada al 24 de junio.

Este aperturismo ha recibido críticas por la campaña de detenciones llevada a cabo semanas antes del inicio de la entrega de los primeros permisos, que tuvo como objetivo principalmente a activistas que participaron en campañas a favor de los derechos de las mujeres.