Trabajadores humanitarios con los que ha hablado la cadena británica han señalado que la explotación sexual de las mujeres a cambio de ayuda está tan extendida que algunas sirias se niegan a acudir a los centros de distribución de ayuda porque se sobreentiende que quienes van aceptan 'vender' su cuerpo a cambio de la misma.
Un estudio realizado por el Fondo de la ONU para la Población (UNFPA) en 2017 para evaluar la violencia de género en la zona ya había llegado a la conclusión de que se estaban produciendo casos de sexo a cambio de ayuda en varias provincias de Siria.
El informe 'Voces de Siria 2018' recogió casos de mujeres o niñas que se casaron con funcionarios por un breve periodo de tiempo para 'servicios sexuales' con el fin de recibir comida; distribuidores que pedían teléfonos de mujeres y niñas; otros que se ofrecían a llevarlas a sus casas «a cambio de algo» o que obtenían distribuciones a cambio de «servicios, como pasar una noche con ellas», recoge BBC.
Según el documento de UNFPA, las mujeres y niñas que no contaban con un «protector masculino», como las viudas y divorciadas y desplazadas, «eran consideradas particularmente vulnerables a la explotación sexual».
Sin embargo, según BBC, esta práctica ya se había constatado en 2015. Danielle Spencer, una asesora humanitaria que trabajaba para una ONG, escuchó a algunas mujeres en un campo para refugiados en Jordania hablando de ello en marzo de ese año.
Tras ello, habló con ellas y le contaron cómo hombres de consejos locales en zonas como Derá o Quneitra les habían ofrecido ayuda a cambio de sexo. «Se quedaban con la ayuda que había sido entregada y luego la usaban para tener sexo con estas mujeres», ha denunciado Spencer.
En junio de 2015, el Comité de Rescate Internacional (IRC, por sus siglas en inglés) realizó un sondeo entre 190 mujeres y niñas en Derá y Quneitra y puso de manifiesto que el 40 por ciento habían visto casos de violencia sexual al acceder a servicios, incluido el reparto de ayuda humanitaria.
Ambos informes fueron presentados en una reunión de las agencias de la ONU y ONG internacionales en Amán en julio de 2015 y tras la misma algunas agencias endurecieron sus procedimientos, entre ellas IRC, que lanzó nuevos programas y sistemas para mejorar la protección de mujeres y niñas en el sur de Siria.
Por su parte, la ONG Care amplió su equipo de observación en Siria y creó un mecanismo de quejas, además de dejar de entregar ayuda a los consejos locales. Además, pidió a varias agencias de la ONU, entre ellas la OCHA y ACNUR, que investigaran más el caso y establecieran mecanismos de denuncia.
Spencer considera que «se ha ignorado la explotación y el abuso sexual de mujeres y niñas» pese a conocerse desde hace años. «La ONU y el sistema tal y como están ahora han optado por que los cuerpos de las mujeres sean sacrificados», ha lamentado la asesora humanitaria.
La ONU defiende las medidas tomadas
Un portavoz de UNFPA ha dicho a BBC que la agencia sabía de posibles casos de explotación y abuso a mujeres y niñas en Siria a través de Care, pero ha asegurado no haber recibido ninguna denuncia en este sentido de las dos organizaciones con las que trabaja en el sur de Siria. En todo caso, ha aclarado que UNFPA no trabaja con consejos locales como contraparte.
También un portavoz de UNICEF ha indicado a la cadena que la agencia de la ONU procedió a revisar a sus socios locales y contratistas en el sur de Siria tras la reunión de julio de 2015 y no está al tanto de denuncias contra ellos. En todo caso, ante el grave riesgo existente, ha puesto en marcha un mecanismo de denuncias comunitario y ofrece más formación a sus contrapartes.
Andrej Mahecic, portavoz de ACNUR, ha subrayado que «es importante entender que en cualquier emergencia humanitaria existe el riesgo de abuso sexual y de explotación sexual y abusar de alguien que necesita asistencia es despreciable».
Aunque las denuncias de 2015 fueron «incompletas, fragmentadas e infundadas», la ONU adoptó algunas medidas cuando surgieron, ha defendido. En el caso de ACNUR, ha precisado, no tenía acceso a la zona donde se produjeron los abusos, pero trató de llevar a Jordania a sus socios locales para formarles.
«La mera sugerencia de que la ONU puede de alguna manera controlar la situación en una zona de guerra es más bien simplista y desconectada de la realidad de lo que es una operación de ayuda en un conflicto abierto y feroz», ha remachado en defensa del organismo.
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