Recientemente salió a la luz que sufría una enfermedad cardíaca de la que no se han dado detalles que le forzó a pasar dos semanas hospitalizado.
McGuinness, que creció en Derry, se convirtió en el 'número dos' del IRA con tan sólo 21 años, cuando tuvo lugar el Domingo Sangriento, en 1972, en el que murieron 18 soldados británicos. El propio McGuinness aseguró en su momento que «habría matado sin dificultad a todos los soldados británicos del Domingo Sangriento» si hubiese tenido la oportunidad.
El ex viceministro explicó que sus sentimientos se descontrolaron al ver cómo los soldados paracaidistas disparaban hasta matar a 13 personas que se manifestaban por los derechos civiles de los católicos de Londonberry.
Fue condenado por un tribunal especial después de haber sido detenido cerca de un vehículo en el que había explosivos y munición, por lo que cumplió dos sentencias de prisión, y también fue condenado por formar parte del IRA.
No obstante, tenía sólo 22 años cuando él y Gerry Adams viajaron a Londres para mantener una serie de conversaciones secretas con el Gobierno británico, siendo considerado por la Inteligencia como un oficial con una importante visión estratégica.
Como viceministro, presentó su renuncia en enero por su desacuerdo con la ministra principal, Arlene Foster, respecto a un controvertido programa energético, lo que desencadenó unas elecciones anticipadas.
El Sinn Féin, que ha formado parte del Gobierno con el Partido Democrático Unionista (DUP) de Foster, había pedido a la ministra principal que se apartara del cargo durante la investigación sobre el citado programa, que la formación republicana denuncia que ha costado a los contribuyentes cientos de millones de libras.
En su opinión, la negativa de Foster a apartarse temporalmente del cargo fue un «indicativo de una profunda arrogancia arraigada que está infligiendo un enorme daño al Ejecutivo, la Asamblea y a toda la población».
La ministra principal ya había dejado claro que estaba dispuesta a ir a elecciones anticipadas antes que ceder a las demandas del Sinn Féin. En una entrevista a un diario local previa al anuncio de McGuinness había recalcado que si el partido republicano creía que con sus amenazas ella iba a dar marcha atrás se equivocaba. «No dimitiré y si hay elecciones, hay elecciones», sostuvo entonces, subrayando que toma sus «directrices del electorado y ciertamente no del Sinn Féin».
La polémica se refiere al programa Incentivo para la Calefacción Renovable (RHI, por sus siglas en inglés), que se estima que ha tenido un sobrecoste de 490 millones de libras (565 millones de euros), una cifra inesperada por las autoridades. La ministra principal accedió a que hubiera una investigación sobre el mismo y a que se creara un mecanismo para intentar recuperar el sobrecoste, pero se negó a dejar el cargo mientras se conocía el resultado de la investigación.
Sin embargo, la dimisión de McGuiness supuso automáticamente la destitución de Foster -aunque retendría ciertas competencias- conforme a lo recogido en los protocolos conjuntos del acuerdo de coalición entre republicanos y unionistas.
El ministro para Irlanda del Norte del Gobierno británico, James Brokenshire, anunció días después la convocatoria de elecciones anticipadas a la Asamblea para el 2 de marzo. En los comicios, el DUP salió vencedor por un estrecho margen, obteniendo 28 de los 90 escaños en juego. Mientras, el Sinn Féin obtuvo 27 escaños en lo que han sido las elecciones más reñidas en la historia de la Asamblea.
Brokenshire ha advertido de que si los partidos no logran un acuerdo para formar un Gobierno de consenso podrían tener que celebrarse de nuevo elecciones.
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