Los autores del descubrimiento son Leopoldo Moro, del Servicio de Biodiversidad del Gobierno de Canarias, y Jesús Ortea, de la Universidad de Oviedo e investigador asociado al Instituto de Oceanología de La Habana, y el primero de ellos indica que es sorprendente la característica del cambio voluntario de coloración.
Esta propiedad en los animales marinos, ya sea cambiar de color como hacen los camaleones por motivos de camuflaje, intimidación a un posible depredador o por formar parte de un elaborado y singular cortejo, no es muy común en el conjunto de la biota marina de invertebrados, añade.
Los moluscos cefalópodos -pulpos, sepias y calamares- destacan por las elaboradas modificaciones cromáticas de su cuerpo, comparables a las de animales tan complejos como el rodaballo, capaz de reproducir los cuadros de un tablero de ajedrez si se coloca sobre él.
En el resto de los moluscos marinos sin concha, y muy especialmente en las babosas marinas (nudibranquios), son frecuentes las diferencias cromáticas entre individuos de una misma especie, pero los cambios de coloración del cuerpo en un mismo individuo no van más allá de ser modificaciones debidas a una alimentación diferenciada, nunca son cambios cromáticos voluntarios.
Sin embargo esta nueva especie de nudibranquio con don camaleónico en aguas de Cuba pasa de la transparencia, cuando reposa inmóvil bajo las piedras del fondo, al gris jaspeado y llega hasta el blanco, lo que motivó su dedicatoria al desaparecido David Bowie, «un músico genial de figura cambiante».
De hecho, los biólogos marinos comparan el último trabajo de Bowie, «Lázaro», con «un canto al blanco imperfecto de este nuevo animal y a la esperanza de su propia resurrección».
Los investigadores, cuando descubren un nuevo animal o planta, tienen el privilegio de elegir su nombre científico, nombre que puede hacer referencia a un carácter anatómico de la especie como su color, a la localidad donde fue hallado por vez primera, o a una persona como David Bowie, de quien este martes se conmemora el primer aniversario de su fallecimiento.
Pero Bowie no es el único músico al que los investigadores le han dedicado una especie en su afán de unir música y naturaleza, pues el guitarrista Paco de Lucía fue honrado en 2014 con «Facelinopsis pacodelucia», hallada en Algeciras y Ceuta, y «Elysia entredosaguas», descubierta en playa del Carmen de Cancún, precisamente donde el maestro del flamenco tenía una residencia.
Otros ejemplos singulares «de musicalización de la naturaleza», apuntan los biólogos, son «Aegires evorae», de Cabo Verde, bautizada en honor de Cesárea Évora, la reina de la morna; «Intelcystiscus teresacarrenoae», dedicada a Teresa Carreño, compositora venezolana autora de la música de su himno nacional, e «Inbiocystiscus tanialeonae», dedicada a Tania León, destacada compositora y directora de orquesta cubana.
La especie nueva de nudibranquio, «Jorunna davidbowiei», fue vista por vez primera en el litoral de La Habana en un fondo de roca inmediato al Acuario Nacional de Cuba, razón por la cual el ejemplar tipo en el que se basa su descripción original ha sido depositado en la tipoteca de su colección «en un país donde la música se lleva en la sangre y marca todo un estilo de vida».
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