Hiller trabajó durante más de una década en televisión antes de dirigir La americanización de Emily (1964), El expreso de Chicago (1976), o la ya mencionada Love Story (1970). Esta última, basada en la novela de Erich Segal, fue un todo un taquillazo, y estuvo nominada a siete premios Oscar, incluyendo mejor película y mejor director. A pesar de que muchos críticos la tildaron como demasiado sentimental, está considerada por el American Film Institute como la novena película más romántica de la historia.
La protagonista de la cinta, Ali MacGraw, emitió un comunicado al conocer las noticias de la muerte del director. «Arthur Hiller fue una parte esencial de una de las experiencias más importantes de mi vida. Era extraordinario, tenía talento y era generoso. Le echaré muchísimo de menos», asegura la actriz.
La trayectoria profesional de Hiller vivió su momento más álgido de 1970 a 1971, con dos comedias escritas por Neil Simon, Los encantos de la ciudad (1970), protagonizada por Jack Lemmon, y Eso del matrimonio (1971), con Walter Matthau. La comedia negra Anatomía de un hospital (1971) supuso la cuarta nominación al Oscar de su protagonista, George C. Scott, y se llevó la estatuilla al mejor guion original.
Su mejor momento en el cine terminó con El hombre de la mancha (1972), que a pesar de las buenas críticas, no fue un gran éxito en taquilla. Hiller continuó dirigiendo películas hasta 2006, pero nunca logró alcanzar el mismo éxito que tuvo durante los primeros años de los 70. Durante 40 años se dedicó al mundo del cine, pero sus comienzos se encuentran en la televisión, con series como Alfred Hitchcock presenta (1960), La ley del revólver (1960) o La ciudad desnuda (1961).
Un defensor de los derechos creativos
Hiller fue presidente del Sindicato de Directores de Estados Unidos de 1989 a 1993, y también estuvo a cargo de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de 1993 a 1997. Esta ha emitido un comunicado lamentando el fallecimiento del director. «Estamos muy tristes por la muerte de nuestro querido amigo Arthur Hiller», declara su presidenta, Cheryl Boone Isaacs. «Fui miembro de la Junta durante su presidencia y tuve la suerte de presenciar de primera mano su dedicación a la Academia y su pasión por la narración visual», añade.
El Sindicato de Directores también ha emitido un comunicado, destacando la entrega de Hiller durante su presidencia. «Como defensor de la lucha por los derechos de creación y de la preservación de las películas, el impacto de Arthur Hiller en la creación del tejido de nuestra industria permanecerá en las generaciones futuras», señala su presidente, Paris Barclay. Explica además que Hiller fue quien creó el primer comité para avanzar en las oportunidades de las mujeres y las minorías, y que la pasión del director era «ejemplar e inspiradora». «Nuestro gremio es más fuerte gracias a él, y nuestros corazones están con su familia», concluye.
Hiller creó la Fundación de los Derechos de Artistas a principios de la década de 1990, lo que fue algo «decisivo en la salvaguarda contra las alteraciones físicas del trabajo de nuestros miembros, tanto en el cine como en la televisión», explica el director ejecutivo del sindicato, Jay D. Roth.
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