Breivik ya había realizado un saludo similar varias veces durante el proceso seguido contra él en 2012, que acabó con una sentencia a 21 años de prisión prorrogables de forma indefinida, pena máxima y que puede equivaler a una cadena perpetua, al considerarle penalmente responsable de los atentados y rechazar que sea un enfermo mental.
El extremista noruego, que lucía este martes la cabeza rapada, sostiene que el aislamiento y el control de las comunicaciones al que está sometido viola dos artículos de la Convención Europea de Derechos Humanos relacionados con la prohibición del trato inhumano y el respeto a la privacidad.
La denuncia, presentada en julio pasado, alude tanto a su estancia en el penal de Ila (oeste de Oslo), donde estuvo encarcelado los primeros dos años, como al de Skien, al sur de la capital y donde fue trasladado en otoño de 2013.
Control
La Fiscalía del Estado rechaza la acusación y resalta que posee tres habitaciones, puede salir al patio una vez al día y cuenta con un ordenador -sin internet-, televisión y Playstation.
El control de las comunicaciones obedece a la gravedad de la pena y a que ha intentado contactar con otros extremistas, argumenta el fiscal, que resalta que el régimen se ha suavizado varias veces tras las críticas del Defensor del Pueblo, y que puede acceder a un área donde hacerse la comida y relacionarse con los guardias del penal.
El proceso, que durará cuatro días, se celebra en el gimnasio del penal de Skien por razones prácticas y de seguridad, bajo ciertas restricciones que afectan a los testimonios -el de Breivik incluido, que no será retransmitido- y a otros aspectos como las inspecciones de las dependencias carcelarias.
El tribunal ha advertido de que cuando el ultraderechista declare este miércoles, para lo que dispondrá de unas tres horas, no se le permitirán comentarios que puedan ser ofensivos o aprovechar para enviar mensajes ideológicos.
Breivik hizo estallar una bomba en el complejo gubernamental de Oslo el 22 de julio de 2011 y causó la muerte a ocho personas.
Justo después se trasladó en coche a la isla de Utøya, al oeste de la capital, donde perpetró una matanza en un campamento de las Juventudes Laboristas, en la que murieron otras 69 personas.
5 comentarios
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Dudo que una cárcel noruega someta a tratos inhumanos. Que lo trasladen a una de Sudámerica o del sur de Asia. O mejor, pena capital y a otra cosa.
Demasiado bien vive... Para este tipo de asesinos derechos humanos? Venga ya!
Todavía tendrá coj...es de ganar el juicio.
Està ben torrat en Breivik aqueix. I per venjar-se dels musulmans ( que jo no estic d´acord tampoc en matar musulmans innicents) però, com he dir, per venjar-se dels musulmans, va massacrat a gent nòrdica, a noruecs, com ell.
L´assasi de un centenar de persones, parli de tractament inhuma , es incoherencia total.