Las autoridades ugandesas han enviado a más de 370 trabajadores sanitarios de refuerzo al norte del país para hacer frente a un brote de malaria que ya ha matado a más de 650 personas desde el pasado mes de julio.
Uganda registra cada año 16 millones de casos de malaria, de los cuales 100.000 terminan en fallecimiento. La mayoría de las muertes corresponden a mujeres embarazadas y niños menores de cinco años, según datos del Ministerio de Sanidad.
Las autoridades han detectado un brote poco frecuente en la región del Norte, donde más de un millón de personas han contraído la enfermedad durante el último medio año. El número de muertes ha superado ya los 650 y el Gobierno ha decidido reforzar la protección de la población de esas zonas.
Por este motivo, ha contratado durante un mes a más de 370 trabajadores sanitarios y ha recomendado a los distritos de esa región que también amplíen las contrataciones. La zona aún no se ha recuperado de la insurgencia sufrida durante dos décadas y arrastra graves carencias en materia de asistencia médica.
El Gobierno prevé mejorar la protección de 4,5 millones de ciudadanos de 16 distritos del norte y el este, dentro de un programa con el que quiere proteger al menos al 85 por ciento de la población en riesgo antes durante los próximos dos años. El plan se ampliaría posteriormente a más de 50 distritos en los que la tasa de incidencia de la enfermedad también es alta.
De forma paralela, el Ministerio de Sanidad también quiere concienciar a los ugandeses sobre la necesidad de protección, lo que pasa por dormir con mosquitera y destruir todos los lugares que puedan ser foco de transmisión. A las personas ya contagiadas se les recomienda, asimismo, que completen el tratamiento.
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