Cientos de miles de personas salieron a las calles ese día de 2013 para exigir elecciones presidenciales anticipadas y la renuncia de Mursi, que finalmente abandonó la Presidencia por la fuerza cuatro días después.
El nuevo presidente y ex jefe del Ejército, Abdelfatah al Sisi, que asumió el poder tras arrasar en las pasadas elecciones, fue la cara visible de la destitución de Mursi, lo que le granjeó amplios apoyos entre la parte de la población contraria a los islamistas.
Sin embargo, esa simbólica jornada estuvo dominada por la muerte de dos artificieros, uno de ellos con rango de coronel, de la Administración General de la Protección Civil, cerca del Palacio Presidencial, y donde otros trece policías resultaron heridos.
Las explosiones, reivindicadas por el grupo terrorista Agnad Masr (Los Soldados de Egipto), se registraron cuando los agentes estaban intentando desactivar las bombas.
Según pudo constatar Efe, las bombas estaban colocadas en una zona verde adyacente al muro exterior del palacio, que fue rodeado por diferentes cuerpos de seguridad.
Al Sisi precisó en una alocución televisada con motivo del aniversario que la vida de los agentes que perecieron ayer «no será en vano» y se comprometió a perseguir a los autores del atentado y a endurecer las leyes antiterroristas..
Por otra parte, la Policía egipcia cerró la céntrica plaza cairota de Tahrir para garantizar la seguridad de una celebración popular con motivo de aniversario del derrocamiento de Mursi, que tendrá lugar el próximo 3 de julio.
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