«Instamos a la Federación de Rusia a acelerar la retirada de sus fuerzas militares en la frontera con Ucrania, a detener el flujo de armas y militantes en la frontera y a ejercer su influencia entre los separatistas armados para que entreguen las armas y renuncien a la violencia», afirmaron en el borrador del comunicado del G-7.
Los siete líderes de los países más ricos e industrializados del mundo se mostraron «unidos en la condena a la continua violación de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania por parte de Rusia». Reafirmaron que tanto la anexión de la península de Crimea como el papel desempeñado por Moscú en la desestabilización del este de Ucrania «son inaceptables y deben cesar». EEUU, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Canadá y Japón recalcaron que estas acciones «violan los principios fundamentales del derecho internacional y deben ser una preocupación para todas las naciones».
Por su parte, el presidente de EEUU, Barack Obama, se mostró ayer «profundamente impresionado» por el mandatario electo de Ucrania, Petró Poroshenko, a quien transmitió todo su apoyo a la vez que condenó firmemente la «agresión» de Rusia a su país y la anexión de Crimea. Obama hizo estas declaraciones en Polonia y precisamente puso la transición de este país como ejemplo a seguir por Kiev. Asimismo el presidente estadounidense garantizó el apoyo a los países que se sientan amenazados por Rusia.
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