El viaje ha despertado una gran expectación en Francia, por la importancia de la relación bilateral entre ambos países, pero también porque es el primero de carácter oficial que hará Hollande desde que se oficializó su ruptura con Valérie Trierwailer.
Originalmente previsto para la pareja presidencial, el protocolo de la visita ha tenido que adaptarse a un mandatario sin una compañera oficial, algo que el presidente francés quiere mantener después de que la prensa revelara su relación con la actriz Julie Gayet, lo que acabó por poner fin a su pareja.
La ausencia de primera dama quedará particularmente de manifiesto en la cena de gala que Obama ofrecerá el martes próximo, durante el segundo día de su visita.
Mañana, lunes, Obama y Hollande visitarán juntos la residencia del tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson, en Monticello, un viaje que harán en el avión presidencial estadounidense y que se interpreta como un guiño al «más francófilo» de los jefes de Estado estadounidenses.
Al día siguiente, los dos mandatarios mantendrán una reunión privada en el despacho oval y, posteriormente, comparecerán conjuntamente ante los medios.
Hollande viajará acompañado de varios miembros de su Gobierno y también de una nutrida delegación empresarial, puesto que la visita tiene un marcado tinte económico.
Pero también servirá para marcar el buen momento que atraviesan las relaciones entre París y Washington, manchadas por algunos casos puntuales, como el espionaje revelado por Edward Snowden o las discrepancias sobre el tratamiento de la crisis siria.
En una entrevista con la revista «Time», que aparecerá la semana próxima, Hollande dejó claro que las revelaciones del exespía supusieron «un momento difícil» de las relaciones entre ambas orillas del Atlántico y consideró que «esas prácticas nunca debieron existir».
Pero también se mostró partidario de «construir una nueva cooperación en el terreno» del espionaje, en particular en la lucha contra el terrorismo.
El presidente francés quiere presentarse en Estados Unidos como el líder de una potencia militar capaz de asumir por sí misma el papel interventor en el mundo, como puso de manifiesto su iniciativa en Mali y en la República Centroafricana.
Ese rol, afirman fuentes francesas, debe quedar potenciado, en un momento en el que el Reino Unido parece más preocupado por sus problemas internos que por las relaciones internacionales.
En ese sentido, en París no dejó un buen sabor de boca la postura estadounidense en la crisis siria después de que quedara demostrado el uso de armas químicas por parte del régimen de Bachar al Asad, cuando en Francia se pedía una mayor contundencia.
Algo similar sucedió en Irán, cuando fue la firmeza de Francia la que obligó a Teherán a doblar la rodilla y aceptar el acuerdo para la suspensión de sus actividades nucleares militares, en un momento en el que Washington parece más preocupado por potenciar su relación bilateral con Teherán.
En el terreno económico, Hollande tratará de demostrar que las reformas que lleva a cabo en su país le convierten en una buena opción para invertir.
Estados Unidos es ya el primer inversor no comunitario en Francia, donde sus empresas generan medio millón de puestos de trabajo directos.
Pero diversos medios estadounidenses han atacado la política de Hollande, por considerarla demasiado intervencionista y con elevados impuestos, lo que se ha traducido en una percepción negativa entre los inversores, según revela un reciente estudio de la Cámara de Comercio Estadounidense en Francia.
La parte económica del viaje comenzará el lunes, cuando Hollande invitará a cenar en la Embajada francesa de Washington a los líderes del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, y del Banco Mundial, Jim Yong Kim.
El martes, el presidente recibirá a una delegación de empresarios estadounidenses, pero será el miércoles la jornada más marcada por los asuntos económicos.
Como hiciera en 1984 su predecesor socialista François Mitterrand, Hollande viajará a San Francisco, donde tiene previsto reunirse con empresarios de sectores innovadores, en particular los patrones de Facebook, Twitter, Mozilla o Google.
Se espera que el presidente defienda la política de su Gobierno como vector de atracción de inversiones y, en particular, su postura de tratar de tasar en el fisco francés a estas empresas por los beneficios que tienen en Francia.
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Sembla que les grosses empreses d'informàtica i Internet només paguen impostos simbòlics a Espanya. Ignorava que França havia près mesurs fiscals més estricits.