El Gobierno brasileño informó de que ha pedido explicaciones «rápidas» y «por escrito» a Estados Unidos, sobre la denuncia de que sus servicios de inteligencia espiaron los teléfonos y correos electrónicos de la presidenta Dilma Rousseff.
El canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, explicó en una rueda de prensa que planteó esa exigencia al embajador de Estados Unidos en Brasil, a quien convocó hoy mismo, tras ser informados sobre el supuesto espionaje a Rousseff.
«Transmití la indignación del Gobierno brasileños con estos hechos» y «manifesté que la violación de las comunicaciones de la presidenta es inadmisible, inaceptable, y constituye una violación de la soberanía brasileña», declaró el canciller.
Pese a que se le preguntó más de una vez, Figueiredo no quiso responder preguntas sobre la visita de Estado que Rousseff tiene previsto realizar a Washington el día 23 de octubre. «No estoy aquí para hablar de esa visita», respondió incluso cuando se le preguntó directamente sobre si pudiera ser cancelada.
En la rueda de prensa participó también el ministro de Justicia, José Eduardo Cardoso, quien afirmó que el espionaje es «mucho más inaceptable» porque la víctima ha sido la jefa de Estado, pero también porque es realizado por un «país amigo», con el que Brasil tiene incluso una «sociedad estratégica».
Esperará
Cardoso, no obstante, dijo que el Gobierno brasileño esperará por las nuevas explicaciones que ha pedido y que sólo luego decidirá qué tipo de «respuesta» dará a esta situación.
No obstante, aseguró que, como consecuencia de anteriores denuncias sobre el espionaje estadounidense en Brasil, el Gobierno insistirá en llevar ese asunto a «todos los foros internacionales».
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