Los cadáveres de Robin Al Abed, de 32 años, Yunis Yahyuh (22) y Jihad Aslan (20) -muertos durante una incursión de soldados israelíes en el campo de refugiados para una redada- fueron trasladados al cementerio de Kalandia, ubicado al sudeste de Ramala.
Mientras los cadáveres eran transportados entre banderas del partido Al Fatah, aparecieron dos encapuchados vestidos de milicianos que dispararon al aire con fusiles en señal de venganza.
Desmayo
La madre de Al Abed se desmayó sobre el cadáver de su hijo, según la agencia palestina «Maan».
Durante el entierro se registraron enfrentamientos entre jóvenes palestinos, que lanzaron piedras y botellas vacías, y soldados israelíes, que emplearon gases lacrimógenos y balas de caucho, de acuerdo con los testigos de los choques. No se informó de la existencia de víctimas por estos enfrentamientos.
Hanan Ashrawi, miembro del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina, condenó la incursión israelí en Kalandia, que también dejó quince heridos.
«El uso excesivo e indiscriminado de la violencia y de munición real en zonas con densa población civil supone una patente violación de la legislación internacional y humanitaria», dijo Ashrawi.
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