Una calma relativa reinaba esta mañana en las calles de Egipto, tras la primera noche con el toque de queda, decretado ayer por las autoridades, después de los violentos disturbios que han causado más de 500 muertos y miles de heridos.
Pese al toque de queda y el amplio despliegue de las fuerzas del orden para hacerlo cumplir, la noche no ha estado exenta de incidentes en distintas zonas.
En Al Arish, capital de la provincia del Norte del Sinaí, un policía y un soldado murieron por disparos de desconocidos frente a una comisaría, informó la agencia de noticias estatal Mena.
Mientras, en Qena, en el sur, al menos dos personas fallecieron a tiros durante choques entre seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi y las fuerzas de seguridad en los alrededores de los juzgados de esta ciudad.
En Qaliubiya, al norte de El Cairo, al menos tres personas perecieron y quince resultaron heridas anoche en enfrentamientos entre los islamistas y opositores a Mursi.
Las autoridades decretaron ayer el estado de emergencia durante un mes y el toque de queda de 19.00 a 06.00 horas GMT (17.00 a 04.00 hora GMT), aunque el miércoles retrasaron su inicio dos horas, por los disturbios en distintas zonas del país, que ocasionaron 327 muertos y 2.926 heridos.
El desencadenante de la violencia fue la operación policial lanzada para desmantelar las acampadas de los Hermanos Musulmanes, grupo al que perteneció Mursi hasta que accedió a la Presidencia, en las plazas cairotas de Rabea al Adauiya y del Nahda.
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