En primer plano, Lagarde (FMI), Gurría (OCDE) y Hollande. | POOL

El presidente francés, François Hollande, dijo ayer que para salir de la crisis hace falta tanto el ajuste del gasto público como promover el crecimiento, junto con una regulación internacional de los mercados que evite que se perpetúe la situación actual.

«Si dejamos a los mercados solos, si esperamos la resolución de la crisis sólo de los mercados, hay que temer que se perpetúe todavía tiempo», advirtió Hollande tras un encuentro con los responsables de las grandes organizaciones económicas internacionales (FMI, OCDE, BM, OMC y OIT).

Se trata de «poner regulación donde ha estado mucho tiempo ausente», una idea en la que dijo que hay «una gran coherencia» en todos los organismos participantes en esta cita.

Consideró que en Europa «se han tomado decisiones muy importantes» en las cumbres de junio y de octubre y que gracias a eso «la zona euro está saliendo de la crisis», pero también instó a decidir sobre el caso griego y sobre «cualquier país» que quiera acceder al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y al nuevo mecanismo de compra de deuda del Banco Central Europeo (BCE).

Compromiso

Sobre el debate de si hay que darse más tiempo para sanear las cuentas públicas, se mostró taxativo en que su compromiso «ante los franceses y ante los europeos» es reducir el déficit francés al 3% del producto interior bruto (PIB) en 2013, y en que no va a pedir un cambio de esas condiciones.

«Si hay una discusión, no será de un país con la Comisión, sino de los europeos» en conjunto, comentó antes de precisar que el objetivo no es ese, sino «el mayor nivel de crecimiento», y que Europa debe trabajar por la «disciplina» presupuestaria y en favor de estimular la actividad.

El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el socialista francés Pascal Lamy, fue el único de los interlocutores que quiso lanzar un aviso a Europa en general y a Francia en particular sobre el desafío de los próximos cinco años.

Lamy dijo que el 95% de la demanda durante ese periodo llegará no de los otros países europeos sino de fuera del Viejo Continente, «esencialmente de los países en desarrollo, de los países emergentes» y eso implica que «la actitud hacia la economía internacional debe ser ofensiva, y no defensiva».