El seguimiento fue masivo según la confederación GSEE, la principal unión de trabajadores del sector privado, ya que pararon el 100 % de empleados de astilleros, transporte marítimo y refinerías; el 90 % de los portuarios y de la construcción, el 85 % de la industria metalúrgica y el 80 % de trabajadores de hostelería, comercio, bancos y empresas públicas.
«Los planes de rescate han incrementado el número de desempleados hasta el 25 %, eso según cifras oficiales, porque en realidad la tasa es del 32 %. En esta situación crítica para su futuro», denunció el secretario general de GSEE, Nikos Kiutsukis.
Por primera vez, la huelga general fue también secundada por el pequeño comercio, que cerró para criticar que los recortes salariales y el incremento de impuestos han reducido drásticamente el consumo.
Nuevas medidas
Las nuevas medidas de ahorro comprenden unos 11.500 millones de euros en recortes presupuestarios y otros 2.000 millones en nuevas recaudaciones, según un acuerdo alcanzado por Samarás y su ministro de Finanzas, Yannis Sturnaras.
La manifestación convocada por los sindicatos en Atenas fue multitudinaria y en ella participaron decenas de miles de personas. La protesta fue pacífica hasta que unos pocos encapuchados lanzaron objetos y cócteles incendiarios a un destacamento de policías antidisturbios, provocando la intervención de los agentes. Según informó la Policía, 105 personas fueron detenidas.
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