En el mismo día en el que ha entrado en vigor su embargo a las importaciones del petróleo sirio, la Unión Europea apostó por seguir endureciendo las medidas de presión sobre el régimen de Bachar al Asad y por tratar de lograr una condena explícita en las Naciones Unidas.

Tras reunirse con los ministros de Exteriores de los Veintisiete, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, confirmó en una rueda de prensa que el bloque va a seguir estudiando formas de usar su capacidad, por ejemplo por la vía económica, para presionar a Damasco.

«Las discusiones siguen para ver qué podemos hacer», indicó Ashton, que no quiso especular sobre las posibles medidas concretas.

Esos nuevos movimientos pasan, según el ministro francés, Alain Juppé, por «endurecer las sanciones», «seguir trabajando en las Naciones Unidas para lograr una condena más explícita del régimen sirio» y «trabajar con la oposición».

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En la misma línea se expresó la jefa de la diplomacia española, Trinidad Jiménez, quien consideró clave un pronunciamiento del Consejo de Seguridad.

«Es ahí donde tiene que haber una resolución de condena y donde la comunidad internacional puede hacer su fuerza y presión, no sólo para aislar al régimen, sino para demostrar que está en condiciones de apoyar a los ciudadanos que se sienten indefensos ante los ataques», subrayó.

El mensaje de los europeos en favor de más sanciones llegó poco después de que Rusia criticara el embargo petrolero aprobado por la UE.

«Siempre hemos dicho que las sanciones unilaterales no llevan a ninguna parte. Esto destruye el enfoque de socios ante cualquier crisis», dijo en Dusambe el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

Los Veintisiete no quisieron entrar en polémicas con Moscú, pero defendieron sus sanciones como el método más efectivo para forzar a las autoridades sirias a detener la violencia y abrir un proceso de transición.

Jiménez recordó que la UE lleva pidiendo eso durante meses y que Asad «no ha cumplido ninguna de sus promesas», por lo que llega un momento en el que «no queda más remedio que expresarse a través de condena y sanciones».

Más presión

«Si Bachar al Asad no cambia, si no hay un cambio de régimen, habrá que acentuar la presión», opinó Juppé, quien consideró que la comunidad internacional, la UE y Francia deben «ejercer plenamente su responsabilidad de proteger a la población civil de la violencia de los dictadores».

«Siria no es Libia, pero debemos ser coherentes con nosotros mismos», indicó el ministro, que descartó en cualquier caso una intervención militar en este caso.

La última ronda de sanciones europeas contra Damasco entró en vigor hoy e incluye un embargo inmediato sobre el crudo sirio, aunque los países pueden solicitar una moratoria hasta el 15 de noviembre para respetar contratos en vigor, punto exigido por Italia.