Breivik prestó declaración el pasado viernes en comisaría por segunda vez desde su detención. El acusado, presunto responsable de la muerte de ocho personas por el coche bomba de Oslo y de otras 69 muertas a tiros en la convención de Juventudes Laboristas de Utoya, testificó durante más de 10 horas, según declaró el abogado policial, Pal-Frederick Hjort Kraby.
Reacción cero
Según el letrado, Breivik estaba «más que dispuesto a cooperar» y respondió «calmado a las preguntas de los agentes». Fuentes policiales aseguran al diario VG que «no mostró reacción alguna» cuando supo por primera vez la cifra total de muertos causada por los ataques.
La policía centró el interrogatorio en repasar las respuestas de Breivik durante su primera comparecencia en comisaría, y después se dedicó a repasar los movimientos del sospechoso en los instantes previos a la explosión del coche bomba en el barrio gubernamental del centro de la capital noruega. Sus declaraciones serán comparadas con las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la zona, para constatar que no trabajaba con alguien más.
Los interrogatorios policiales se extenderán a cualquiera que haya mantenido contacto con el sospechoso, quien a su vez será llamado a declarar «varias veces más» antes de que concluya la investigación. De momento, Breivik se encuentra confinado en una celda aislada de la prisión de Ila, cerca de Oslo.
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