Como Obispo de Roma, Joseph Ratzinger, de 84 años, conmemoró la Ultima Cena -en la que Jesús instituyó los sacramentos de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal- en su catedral, San Juan de Letrán y con un vehemente llamamiento a la unidad de los cristianos.
El Pontífice destacó en la homilía el amor de Dios por los hombres y aseguró que Jesús «nos espera», pero a la vez expresó sus dudas sobre si los hombres desean «de verdad» a Cristo.
«*Sentimos en nuestro interior el impulso de ir a su encuentro? *Anhelamos su cercanía, ese ser uno con él, que se nos regala en la Eucaristía? *O somos, más bien, indiferentes, distraídos, ocupados totalmente en otras cosas?», se preguntó el Papa, que aseguró que Jesús sabe que hay «puestos vacíos» en su banquete, es decir gentes a las que no interesa.
Benedicto XVI agregó que esos puestos vacíos son actualmente una «realidad» y precisamente «en aquellos países en los que había mostrado su particular cercanía», en velada referencia al Occidente cristiano.
El Obispo de Roma resaltó asimismo «las angustias que tuvo que sentir en su interior» Cristo en los momentos de la Ultima Cena y aseguró que en su oración con los doce apóstoles pidió por la unidad de los cristianos.
El Papa teólogo añadió que la unidad de los cristianos sólo se da si éstos están íntimamente unidos a Jesús y subrayó que la unidad no es algo solamente interior, místico, sino que ha de ser visible, «tan visible que constituya para el mundo la prueba de la misión de Jesús».
«Da a tu Iglesia la unidad, para que el mundo crea», afirmó con contundencia el Papa, que señaló que la eucaristía es el sacramento de la unidad.
Benedicto XVI exhortó a los hombres a aceptar a Dios y a Jesucristo «como es y no como nos gustaría que fuese».
Durante la Misa, el Papa cumplió el ritual del lavatorio de pies. Imitando lo hecho por Jesús con sus apóstoles, lavó con agua los pies de doce presbíteros, resaltando que se trata de un gesto de caridad fraterna.
Por decisión de Benedicto XVI, el dinero que se recogió durante la misa se destinará a los damnificados del terremoto y posterior tsunami que ha sacudido a Japón y se ha cobrado miles de víctimas.
Benedicto XVI ofició también este Jueves Santo, en la basílica de San Pedro del Vaticano, la Misa Crismal, que marca el comienzo del Triduo Pascual, en la que dijo que los cristianos no tienen motivos para alardear, que se han convertido en un pueblo «de incredulidad y lejano de Dios» y que sólo hay que mirar al Occidente cristiano, donde ya no quieren conocer a Cristo.
«*Somos verdaderamente el santuario de Dios en el mundo y para el mundo? *Abrimos a los hombres el acceso a Dios o, por el contrario, se lo escondemos? Nosotros -el Pueblo de Dios- *acaso no nos hemos convertido en un pueblo de incredulidad, lejano de Dios?», manifestó el Papa.
Benedicto XVI añadió que viendo lo anterior hay motivos para implorar a Dios que no permita que su pueblo se convierta en «no pueblo».
Mañana, Viernes Santo, el Papa presidirá en el Vaticano la Pasión del Señor y por la noche acudirá al Coliseo de Roma, para encabezar el tradicional Vía Crucis.
26 comentarios
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La indumentaria medieval es un reflejo de la falta de evolución y de realismo. Yo creo en Dios, pero no acaba de convencerme la ´que pretende ser su representación terrenal. Lo siento en el alma.
una cosa es no creer en dios y otra no creer con los curas por ejemplo yo creo en dios pero no con los curas porque usan a dios para hacerse ricos dios lo daba todo pero ellos no dan nada
Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y las festividades religiosas, como la Navidad. Su mujer, en cambio, era creyente a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido. Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó. -¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez! Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa. Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea. Al cabo de un rato, oyó un golpazo; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana. En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana. Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos. -Sería ideal que se quedaran en el granero -pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta. Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero sólo consiguió asustarlas y que se alejaran más. Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron. El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros. -¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevasca? Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano. -Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo pensando en voz alta. Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó. Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo. El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza: -Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos! Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día: -¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez! De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diriase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios se volvió como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad. Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevasca, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Jesús a la Tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria: "¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!"
A lo que iba: Quién de vosotros se cree que puede reirse de Dios... Jajajaja. La soberbia es tal vez una de las formas de expresión más refinadas que tiene la estupidez. Y vosotros vais bien servidos. Jajajaja
La oficina de quejas esta en el ayuntamiento abajo 1 puerta a la derecha,jajajaja me parto si yo ya empiezo a dudar de piolin abusara del gato.
Es totalmente lógico y natural que cada día se crea menos, ya que lo que nos cuentan estos señores es realmente increíble. No soy el más indicado para afirmar o negar nada, digo que es increíble.
Miradla, si parece un Drag Queen. Qué tendrá que decir del mundo actual ni de Jesús? Si no sabe ni lo que son.
"Hipòcrites, raça d'escurçons, sepulcres emblanquinats que per defora feis planta i per dedins estau plens de podridura", "Hipòcrites, que carregau un feix feixuc damunt l'esquena dels altres i vosaltres no aixecau ni un bri d'enterra", això i altres coses parescudes deia el Bon Jesús en es escribes i es fariseus; si ara tornàs a encarnar-se es bisbes i es capellans d'ara no en sortirien gaire més ben parats.
ES IMPOSWIBLE CREER QUE JESUS SEA BUENO Y QUE ESTE MOVIENDO LOS HILOS DEL MUNDO
HOLA QUE SE PREOCUPE MAS DE LOS PEDRASTRAS, Y TODO LO QUE PROTEGEN QUE HACE HEREJIA.,ADONDE LLEVAN A LOS NIÑOS DE HOY ,LA IGLESIA ES LO MISMO QUE HABLAR DE DELICNCUENCIA ,CORRUPCION SI JESUS REALMENTE OBESERVARA LO QUE HACE ,NO CREO " QUE LES PERDONE"