El Parlamento Europeo (PE) rechazó ayer, por sorpresa y con un resultado ajustado, la legislación que pretendía simplificar la obtención de permisos de trabajo y residencia por parte de los inmigrantes legales no comunitarios que vienen a trabajar a la UE.
El voto dividido de los liberales -que, en principio, habían acordado con los populares dar el visto bueno a la propuesta- provocó un vuelco en el resultado: 350 votos en contra, 306 a favor y 25 abstenciones.
La llamada directiva sobre el «permiso único» contaba con el rechazo claro de los socialistas europeos, porque en su opinión no garantiza que los trabajadores no comunitarios y del interior de la UE tengan los mismos derechos en cuanto al acceso a la seguridad social o a la educación.
Esa falta de igualdad de trato plena y el hecho que algunos inmigrantes queden fuera del ámbito de la aplicación de la directiva había motivado críticas de varios grupos.
Satisfacer los mercados
La ponente del informe sobre la directiva, la francesa Véronique Mathieu (PPE), señaló que «una de las mejores formas de luchar contra la inmigración ilegal es desarrollar canales de inmigración legal equilibrados que satisfagan los mercados de trabajo de la UE».
En el bando contrario, el eurodiputado socialista español Alejandro Cercas había vaticinado en el debate previo a la votación que con el texto propuesto «habrá trabajadores 'low cost'» y «se dinamitará el principio de igualdad» entre trabajadores de dentro y fuera de la UE.
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