Mientras Seúl elige sustituto para su dimisionario ministro de Defensa, el régimen comunista norcoreano redobló su beligerancia verbal contra esos ejercicios militares e hizo que esta jornada su artillería se escuchara en la isla surcoreana de Yeonpyeong, donde el martes 23 cuatro personas murieron en un ataque de Pyongyang.
En esa isla fronteriza se escuchó hoy el sonido de explosiones desde el cercano territorio de Corea del Norte, algo que en un primer momento causó alarma pero que finalmente se determinó procedente de un entrenamiento militar rutinario de las fuerzas norcoreanas.
Un portavoz militar surcoreano informó de que ningún obús cayó sobre la isla o en el Mar Amarillo, donde este domingo Corea del Sur y EEUU tienen previsto iniciar cuatro días de maniobras con la participación del imponente portaaviones nuclear George Washington, que se dirige ya a la zona.
El general Walter Sharp, comandante de los 28.500 efectivos estadounidenses estacionados en Corea del Sur, visitó hoy la isla objeto de un ataque que consideró una «clara violación del armisticio» con el que en 1953 se puso fin a la Guerra de Corea.
Los ejercicios militares van a efectuarse entre el domingo y el miércoles en una zona donde cualquier chispa puede provocar un estallido de consecuencias imprevisibles y entre constantes amenazas por parte del régimen comunista norcoreano.
Provocación
Hoy, Pyongyang aseguró que está preparado para «aniquilar» Corea del Sur, si su soberanía es violada durante esos ejercicios militares e insistió en que responderá «sin piedad a cualquier provocación sobre nuestra dignidad y soberanía».
En Seúl hubo hoy oídos sordos a las bravatas norcoreanas mientras el presidente, Lee Myung-bak, buscaba nuevo ministro de Defensa.
El anterior titular, Kim Tae-young, presentó ayer su dimisión entre una ola de críticas por la reacción al ataque del martes, considerada tibia en numerosos sectores de Corea del Sur.
El elegido fue Kim Kwan-jin, un general de 61 años que fue responsable de la Junta de Jefes del Estado Mayor de Corea del Sur desde 2006 hasta 2008, según la agencia local Yonhap.
Varios sectores de la oposición y del propio Gobierno habían acusado al dimisionario ministro de Defensa de haber gestionado con escasa contundencia los disparos de artillería de Corea del Norte, que destruyeron gran parte de la isla de Yeonpyeong.
El conservador Lee Myung-bak llegó al poder en febrero de 2008 abogando por mano dura hacia el vecino del norte, pero Corea del Sur ha sufrido este año dos graves ataques en su contra sin que de momento haya decidido una respuesta militar.
En marzo, un torpedo lanzado desde un submarino norcoreano hundió una corbeta de la Marina surcoreana y causó 46 muertos en el Mar Amarillo, según la investigación dirigida por Seúl que Pyongyang no reconoce.
A raíz de ese ataque, Seúl no logró una denuncia clara del Consejo de Seguridad de la ONU, que condenó el hundimiento pero no culpó directamente a Corea del Norte, y organizó junto a EEUU maniobras similares a las que van a realizarse este fin de semana.
El último ataque de Corea del Norte sobre Yeonpyeong ha vuelto a disparar la tensión en una península coreana que sigue técnicamente en guerra después de que el conflicto de 1950-1953 terminara con un armisticio en lugar de un tratado de paz.
Corea del Norte no reconoce la frontera en el Mar Amarillo marcada al final de la guerra de Corea por el comando de la ONU liderado por Estados Unidos, ya que considera que fue trazada unilateralmente demasiado cerca de sus costas.
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