El mandatario puso punto y final a sus vacaciones estivales con un viaje a la ciudad sureña, donde pronunció un discurso en la Universidad Xavier, cuyas instalaciones quedaron destruidas por las aguas y que se ha erigido en uno de los ejemplos de perseverancia en esta ciudad sureña.
Antes de acudir a la universidad, el presidente aprovechó para visitar los negocios locales y disfrutar con su familia de un «po-boy», los famosos bocadillos locales de marisco rebozado con lechuga, tomate y mayonesa.
Restaurante
El restaurante donde almorzó, regentado por Sandra Kruse, quedó dos metros bajo el agua cuando el impacto del «Katrina» hizo que se rompieran los diques de contención y la ciudad se vio anegada.
En el desastre perecieron unas 1.800 personas, 180.000 casas y edificios quedaron destruidos, y se registraron daños valorados en más de 75.000 millones de dólares.
Pero cinco años después, y pese al impacto que ha tenido el reciente vertido de crudo en el Golfo de México, Nueva Orleans ha recuperado poco a poco el pulso económico y este mismo año se convirtió, de nuevo, en el primer destino turístico de los estadounidenses.
En su intervención en Xavier, y ante un auditorio repleto de estudiantes y residentes locales, Obama recordó la cadena de acontecimientos que agravaron la catástrofe, entre ellos el «vergonzoso y mal funcionamiento» del Gobierno de entonces, dirigido por su antecesor, George W. Bush, que tardó días en reaccionar a la catástrofe.
Obama, por contra, quiso dar un mensaje diferente a los ciudadanos, al recordar los programas de ayuda que ha puesto en marcha su administración y asegurar que luchará con ellos hasta que «el trabajo (de reconstrucción) esté finalizado».
El presidente explicó que después del panorama desolador que dejó el «Katrina», Nueva Orleans podía haberse convertido en un «símbolo de destrucción y deterioro», pero lejos de eso, se ha convertido en un «símbolo de resistencia, de sentido comunitario, y de lo que supone la responsabilidad de ayudarse unos a otros».
Ahora, dijo, Nueva Orleans es «una de las ciudades que crece más rápido en Estados Unidos», con una gran proliferación de pequeños negocios, aunque, recordó, queda mucho trabajo por hacer.
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