El último convoy de la Cuarta Brigada Stryker de la Segunda División de Infantería inicia el avance hacia la frontera con Kuwait, en la madrugada de ayer jueves. | HO
Estados Unidos concluyó ayer la retirada de las tropas de combate de Irak y prepara un nuevo capítulo con la 'operación Nuevo Amanecer', pese a que ese país aún afronta brotes de violencia y el reto de formar un nuevo Gobierno.
La retirada de la última brigada de combate de EEUU en Irak se produjo antes del plazo fijado por el presidente Barack Obama para poner punto final a las operaciones de combate en el país árabe para el próximo 31 de agosto.
El repliegue militar, en realidad, comenzó unos días antes, pero, por razones de seguridad, las autoridades castrenses esperaron hasta la salida de la última brigada para anunciarla.
Salvo algún que otro vehículo averiado y el cruce de algún camello, el último convoy de la Cuarta Brigada Stryker de la Segunda División de Infantería comenzó su cruce hacia Kuwait en la madrugada del jueves sin ningún incidente, pese a temores de que hubiesen minas sembradas en las carreteras.
Imágenes de la televisión estadounidense mostraban ayer la emotiva llegada de centenares de veteranos de la guerra en Irak en la base áerea Lewis McChord, en el estado noroccidental de Washington. Allí fueron recibidos por amigos y familiares entre abrazos, sonrisas y lágrimas, banderas estadounidenses y música patriótica.
De los 56.000 soldados que están aún en Irak, 6.000 saldrán el próximo 1 de septiembre, cuando dé inicio la llamada 'operación Nuevo Amanecer', en la que 50.000 soldados estadounidenses participarán en tareas de estabilidad, asesoramiento, capacitación y apoyo a las fuerzas de seguridad iraquíes.
Esos soldados, sin embargo, estarán preparados para misiones de combate si es necesario, según el Pentágono.
Tareas de apoyo
Desde Bagdad, el portavoz de las tropas estadounidenses en Irak, el mayor general Stephen Lanza, explicó que EEUU continuará apoyando las operaciones antiterroristas y a los equipos de reconstrucción en el desarrollo y de la capacidad civil y de las instituciones civiles, y seguirá respaldando a las fuerzas de seguridad iraquíes «hasta que nuestra misión concluya en diciembre de 2011».
La retirada se produce exactamente siete años y cinco meses después de que el entonces presidente George W. Bush lanzó la invasión de EEUU en Irak el 19 de marzo de 2003, con el argumento de que el Gobierno de Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva.
En esa ocasión, Bush dijo que el objetivo era «desarmar a Irak, liberar a su pueblo y defender al mundo de un grave peligro», y aseguró que la campaña militar no se realizaría «a medias».
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