El proyecto Can Purtell recupera terrenos que están en desuso y los devuelve a la vida agrícola.

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Jessica Dunlop tenía claro que su vida estaría en Eivissa. Sus padres se prometieron en la isla en los años 60 y, desde entonces, han estado pasado vacaciones y periodos en la mayor de las Pitiüses. «Mi infancia la pasé aquí; me enamoré de la isla desde que era pequeña y ya tenía claro que cuando fuera adulta quería vivir en Eivissa. Me vine a vivir en los años 90 y después pasé diferentes etapas hasta que en el año 2019 me di cuenta de que realmente quería quedarme en la isla porque tengo más comunidad y es más accesible», explica Dunlop, quien empezó a trabajar con la Asociación de Productores de Agricultura Ecológica de Eivissa y Formentera (Apaeef) llevando su proyecto de banco de tierras.

En paralelo, se fue formando sobre la historia de la agricultura de la isla, sobre el abandono del campo en favor del turismo y los cambios que ha ido experimentando el campo ibicenco. Por aquel entonces, según relata esta emprendedora, estaba cuidando un caballo «y no podía encontrar heno de pradera. Poniendo un problema sobre el otro pensé, bueno, si pudiera cultivar heno sería perfecto y habrá posibilidades para los demás. Pero por el momento no he conseguido cultivar heno». Fue entonces cuando se «enamoró» de los cultivos antiguos de Eivissa, como los trigos ancestrales y a principios de 2021 firmó su primer contrato con el banco de tierras de Apaeef. Este campo tiene 4,5 hectáreas, está en Sant Llorenç y se llama Can Purtell, nombre que da la vida al proyecto de Jessica Dunlop.

Y es que Can Purtell ha sido una puerta de entrada personal a la agricultura para Jessica Dunlop, pero también ha sido la puerta de entrada de vuelta a la producción de cereales respetuosos con la naturaleza para estos campos de secano en la isla de Eivissa. Pero, ¿qué es exactamente Can Purtell? «Es una finca regenerativa, en la que cultivamos cereales de variedades locales y antiguos para producir harinas para los panaderos y restaurantes locales», explica la promotora de esta iniciativa, quien añade que «las tierras agrícolas abandonadas se vuelven a poner en uso productivo restaurando la salud del suelo y devolviendo la biodiversidad al campo por encima y por debajo del nivel del suelo. Muchas especies de la flora y fauna autóctona de Eivissa han evolucionado junto con las prácticas agrícolas tradicionales, estas poblaciones están ahora disminuidas y algunas amenazadas debido a la pérdida de hábitat y alimentos. Can Purtell tiene como objetivo aumentar el número de campos que proporcionan servicios ecosistémicos esenciales».

Can Purtell
Maria Ferrer, dueña del terreno Can Purtell, con Jessica Dunlop.

El principal objetivo del proyecto Can Purtell no es sólo restaurar la tierra y el suelo «sino también el hábitat agrario para apoyar la flora y fauna de la isla que ha evolucionado y la agricultura tradicional. Sigo rotaciones bastante tradicionales y adaptadas. El enfoque que tengo es trabajar con la naturaleza, dejarla guiar y apoyar la evolución natural de un campo hacia el cultivo que quiero, que son los cereales», precisa. Así, Jessica Dunlop trabaja principalmente con trigo, pero también con cebada y está trabajando en el impulso del forraje de avena.

Can Purtell ya cuenta con 35 hectáreas de terreno cedido con relación de custodia de tierra de seis propietarios. Al principio, empezó con el apoyo de un vecino que tiene maquinaria y actualmente trabaja con otro vecino que tiene tractor. «Empiezo ahora con tractor y maquinaria; tengo una persona que me ayuda los fines de semana y trabajamos en los campos juntos». Además, cuenta con un pequeño grupo de voluntarios «que me da mucha alegría y ellos también están felices. Hacemos actividades puntuales como la recogida de algarroba, quitando piedras en el campo, quitando hinojo antes de cosechar, echando semillas o lo que haga falta. Parte de recuperar un campo y de devolverlo a la vida es meter personas que lo trabajen porque antes había mucha gente que trabajaba en los campos y, poco a poco, se ha ido perdiendo. Intento cuando puedo involucrar a la gente, crear comunidad y no usar máquinas pesadas. Si podemos trabajar todos juntos a mano, mejor porque a veces es más eficaz y se puede hacer intervenciones mas especifica al contexto, y mas ligera y precisa» .

EL DESARROLLO. Para Jessica Dunlop, lo más complicado de iniciar un proyecto de agricultura regenerativa tan específico como Can Purtell ha sido y es la infraestructura. «Actualmente, el acceso de terreno siempre es un reto pero en Eivissa hay posibilidades y tengo la suerte de tener la confianza de los vecinos y gente que me da la oportunidad de cultivar, trabajar y cuidar sus terrenos, pero lo más complicado es la infraestructura ya que no hay limpieza de grano en la isla ni molino moderno ni ecológico. También el acceso a la maquinaria es bastante difícil; todo el tema de maquinaria y específicamente el procesado es lo más complicado, sin duda».

De hecho, ella lleva el grano a Formentera, a la Cooperativa des Camp, donde disponen de un «molino impresionante, moderno de piedra y tiene una maquinaria de limpieza de grano bastante buena, además de disponer ellos del certificado de ecológico». Para esta emprendedora, todo su esfuerzo y tiempo merecen la pena cuando ve crecer los cultivos: «Es una alegría ver cómo crecen y los campos de abono verdes con todos los insectos polinizadores, las mariposas, las golondrinas que vienen a comer y se quedan en mis campos durante semanas. Es ver el campo y volver la vida porque el campo y la naturaleza es nuestro origen y dependemos de ellos».

Trabajadores Can Purtell
Cuentan con trabajadores y un pequeño equipo de voluntarios que ayuda en la labor.

Cuando Jessica inició su proyecto hizo una proyección a cinco años. «El 2021 fue el primer año. Estoy en el quinto año, pero 2024 fue nulo, no hubo cosecha. Pero ahora estoy con bastante terreno con el que puedo tener rendimiento. Ha sido un proceso largo, no hubiese empezado si no hubiera visto que podría ser viable; hice una proyección a cinco años y es viable, cultivando trigo haciendo harina y vendiéndola yo directamente es viable», precisa. En este sentido reconoce que el año pasado vivió un momento de debilidad al tener no tener cosecha. «Pensé o lo dejo todo o lo invierto todo en este proyecto y decidí invertirlo todo en este proyecto. Pienso que cuando emprendes una idea, de los tres a los cinco años siempre se viven momentos de fragilidad, pero he querido seguir adelante porque creo en lo que hago y en mi proyecto Can Purtell», según explica.

Y añade que los dueños de terrenos agrícolas quieren ver sus tierras en uso «porque han visto esos terrenos con aspectos más cuidados cuando los trabajaban sus padres o abuelos y les da lástima ver sus terrenos, el campo de Eivissa, en desuso. En Eivissa, los dueños de las fincas saben perfectamente que el campo es duro y su gestión es una responsabilidad». Una realidad del campo ibicenco, según relata Jessica Dunlop, es que la gente que lo trabaja se está jubilando cada vez más y, si bien es cierto que hay gente joven que opta por trabajar el campo, «la cifra de quienes se están jubilando es mucho mayor. La realidad es que hay situación de decrecimiento. Pero soy optimista porque el sector de la agricultura ecológica tiene impulso, está creciendo y vamos hacia adelante.

EL FUTURO. En cuanto a sus planes de futuro, Jessica Dunlop explica que se centrará en la creación de una marca para Can Purtell, además de «abrir la posibilidad de que particulares y empresas tengan una relación directa con la restauración del ecosistema a través del patrocinio y la financiación. Hay muchas formas de participar, desde ayudar a patrocinar la recuperación de un campo individual hasta la compra de equipos regenerativos». Otro de los objetivos que se ha marcado para este año es aumentar la capacidad de producción «con la incorporación de 15 hectáreas más para satisfacer la demanda actual de harina de Can Purtell a nivel local». A largo plazo, esta emprendedora buscará «la colaboración con otros cerealistas que utilicen prácticas regenerativas y plantaciones biodiversas para aumentar la producción y la creación de una infraestructura de procesamiento a pequeña escala para la isla. Can Purtell busca constantemente colaboraciones y formas de apoyar la transición a la agricultura regenerativa en la isla y la recuperación y adopción de variedades de cereales locales», según concluye.