El 16 de diciembre, durante la presentación de la XI Junta Directiva de la FEHM, que liderará Javier Vich, tuve la oportunidad de despedirme del doble mandato que ostenté durante siete años al frente de la FEHM, apoyada por una gran junta directiva encabezada por los dos vicepresidentes, Gori Bonet y Javier Vich; la solidez de los presidentes y gerentes de las 23 asociaciones que integran la asamblea; y por supuesto el equipo de la FEHM liderado por la vicepresidenta ejecutiva, María José Aguiló.

Fue un día muy día muy especial cargado de emociones y significado, en el que se materializó el relevo natural que supone un cambio de un ciclo ante autoridades, asociados, agentes sociales, ecosistema turístico. La renovación es un valor en sí que garantizan nuestros estatutos, limitando las presidencias a dos mandatos.

Ha sido un honor y responsabilidad representar a los hoteleros de Mallorca en un periodo de enormes retos, grandes transformaciones y logros colectivos que han marcado un antes y un después. Somos más inclusivos, sostenibles y resilientes.

Formo parte de la tercera generación de un establecimiento hotelero casi centenario del Puerto de Sóller. Es muy emocionante decirlo tras ver en directo un vídeo sorpresa que preparó el equipo FEHM en el que mi padre Miquel Frontera reconocía, junto a otros establecimientos coetáneos, como el Felip en Potrocristo, el Nixe en Cala Major, el BonSol en Illetas, o el Hotel Cala Bona, que «todos somos hijos del turismo».

Hago esta referencia porque el 55% de los hoteles FEHM son familiares y tienen menos de 100 habitaciones. Ya sabéis, la magnitud de una empresa no se mide únicamente por su tamaño, sino por innovación, capacidad para adaptarse al cambio, respeto a la comunidad local y territorio donde está implantada.

Pese a todos los vaivenes de una época tan disruptiva como la que reciente, la planta hotelera de Mallorca sigue muy orgullosa, la estela de las compañías internacionales nacidas en nuestras islas. Empresas que lideran la gestión de la actividad turística con criterios de sostenibilidad asociados a la digitalización, para medir y decidir mejor y cuidar de las personas, sean trabajadores, residentes o turistas. Un trinomio absolutamente indisoluble.

Nuestro futuro pasa por un modelo regenerativo, capaz de devolver al entorno, comunidades y personas, más de lo que tomamos de ellos. No estamos ante una simple tendencia, es una responsabilidad y una oportunidad de diferenciación. Esto es solo el principio, si algo hemos aprendido estos años es el poder de la unión, del conocimiento compartido y del diálogo. Sindicatos, trabajadores y empresarios hemos logrado grandes avances juntos.

Como he reconocido en múltiples ocasiones cuanto más se complicaba la situación durante la pandemia, mejor funcionó la colaboración público-privada. ¿Pero por qué replicar esta fórmula solo en situaciones extraordinarias?

Además de volcarnos en acompañar al asociado FEHM; en estos siete años también nos abrimos a la comunidad local, escuchamos y reforzamos alianzas con Sonrisa Médica, Asociación Lucha contra el Cáncer, Teléfono de la Esperanza, Clúster de la Industria Química, Hotecma, Escuela de Hostelería y Facultad de Turismo, plataformas y centros de formación, productores del sector primario, etc. Y empatizamos y entendimos los problemas en materia de vivienda y de movilidad que sufren los residentes. Salimos de nuestra zona de confort. Miramos más allá.

Al nuevo presidente, Javier Vich, le deseo lo mejor. Javier entiende la sociedad actual a la perfección, es analítico, dialogante, y con gran capacidad para liderar la FEHM y continuar con rumbo fijo, el desafío ya iniciado y que nos mueve a seguir adelante: centrados en la transformar.