Visita retrospectiva de la antigua fábrica de helados en Alaior.

Ya hace cuatro años que La Menorquina está haciendo un viaje de vuelta a sus orígenes, en una decisión estratégica de profundizar en fortalecer sus raíces. Un reposicionamiento de la histórica marca de helados de nuestro país, surgida en 1940 en Alaior, donde se han recuperado las recetas tradicionales más exitosas que creó el maestro pastelero Fernando Sintes, se ha apostado por incluir ingredientes de proximidad de Balears en sus helados y se ha hecho una mejora de los procesos de fabricación. Un trabajo que empieza a dar sus frutos después de haber tenido que lidiar con la pandemia o con los efectos de la guerra de Ucrania, cuya cifra de ventas superó el año pasado los 105 millones de ingresos y que prevé superar los 120 este ejercicio, tras triplicarse su negocio fuera de España.

«Un tercio de nuestras ventas ya provienen de la exportación, donde seguiremos creciendo con mucha fuerza porque nuestros productos tienen altos estándares de calidad y nos adaptamos a las particularidades de cada país», explica Tomàs Llistosella, director de ventas internacionales. La Menorquina mira de nuevo al futuro con optimismo para celebrar su ochenta y cinco aniversario en 2025 con una plantilla media de 750 personas y la ilusión de estar disfrutando de su vuelta a casa.

ORÍGENES. Cuando en Menorca, ni prácticamente en ninguna parte de nuestro país, todavía se conocían los helados, un emprendedor de Alaior se embarcaba en una aventura que le llevaría muy lejos. Tradición, calidad e innovación de la mano de Fernando Sintes Pons, un joven inquieto que había aprendido el oficio de pastelero y que en 1940 tuvo la visión de sentar las bases de la fabricación en el ámbito industrial de los helados en nuestro país.

Sintes Pons, que había conocido la profesión de pastelero y chocolatero en una fábrica de Maó llamada La Tropical, abrió su pequeño taller artesano en Alaior. Eran tiempos difíciles, tiempo de posguerra, y Sintes, que era una persona inquieta, se dio cuenta de que los helados eran un producto que apenas se conocían en la isla, en una época en la ni tan siquiera existían neveras o congeladores. Los Sintes se habían dedicado al calzado, como otras muchas familias de la población, pero Fernando prefirió la pastelería. Para poder crecer, decidió abrir una tienda en Alaior y otra en Maó, pero como los helados no le permitían vivir todo el año, añadió la elaboración de turrones, caramelos e incluso chocolate. Esto le supuso expandirse en Menorca, abriendo tiendas en prácticamente todos los municipios.

La Menorquina
El kiosko de helados de La Menorquina surgido en la década de los años sesenta en Ciutadella.

A principios de los años 60, había pocas fábricas industriales de helados en España y fue entonces cuando el empresario menorquín llegó a un acuerdo con otra empresa para expandirse algún día en la península. Fernando Sintes pensó que, si no se aliaba con un socio industrial, no podría sobrevivir en un futuro, puesto que las demás fábricas existentes estaban siendo adquiridas por multinacionales. El acuerdo le permitió abrir un centro logístico en Mallorca para crecer hacia Balears, pero el empresario de Alaior se dio cuenta de que, aunque La Menorquina era la tercera empresa de España en fabricación industrial de helados, también necesitaba modernizarse para competir realmente con las multinacionales. A finales de 1960 llegó a un acuerdo con la empresa americana de alimentación Beatrice Foods, que compró el 60% del capital, dejando que la dirección y las decisiones en la compañía siguieran en manos del equipo de Sintes.

En 1982 se produjo el desembarco de sus helados en la península y gracias a ello, La Menorquina empezó a ser conocida como marca a escala nacional más allá de las Islas. Sintes lideró el negocio desde Alaior y lo impulsó hasta su jubilación en 1984. Una década más tarde, la multinacional americana salió del proyecto y esto dio pie a la creación de Kalise Menorquina bajo capital canario. En 2017, Lacrem (Farggi) se hizo con la marca y las instalaciones de su fábrica de Palau-solità i Plegamans (Barcelona) y dos años más tarde, pasó a manos del fondo de inversión Cheyne Capital, actual propietario.

NUEVA ETAPA. Desde 2020, un nuevo equipo liderado por Iván Leal Gayán, de origen menorquín cuyo abuelo trabajó a las órdenes de Fernando Sintes, está pilotando la recuperación de la histórica marca en esta reivindicación por los orígenes, que lleva asociada una gama amplísima de helados y postres para poner en el mercado una oferta multicanal en hoteles, bares y restaurantes. Todo ello sin dejar de lado la innovación, ya que en la fábrica cuentan con uno de los mayores equipos de I+D del sector en España, cuyo trabajo permite lanzar nuevos productos de manera continua, tal y como explica Dolors Pascual, que se incorporó a la compañía en 1983 y es una referencia indiscutible y un puntal en el departamento de I+D.

La Menorquina
La fábrica actual de La Menorquina se encuentra en la localidad barcelonesa de Palau-solità i Plegamans.

«Para quienes llevamos tantos años en La Menorquina, es un honor seguir construyendo sobre las antiguas recetas y ese saber hacer heladero que nos legó Fernando Sintes y adaptarlas al siglo XXI», cuenta Pascual. Ejemplo de este empuje son las nueve novedades para restauración de este año, como el Ibiza Sea Salt Roll, que mezcla el sabor dulce con el salado al impregnar el chocolate que lo recubre con sal de Eivissa, a las que hay que añadir el Pomada Iced, un helado de ginebra de Menorca con limonada con el que han reinventado la bebida típica menorquina y que han creado en colaboración con el productor local Licors Biniarbolla.

PRODUCTOS LOCALES. El hecho de que La Menorquina sea un fabricante nacional con un 75 por ciento de materias primas locales, se ha traducido también en una vinculación con nuestro archipiélago incorporando productos autóctonos como por ejemplo las almendras de Camp Mallorquí, la nata que compra cuando es posible a la Cooperativa Insular Ganadera (Coinga), el queso D.O. Queso Mahón Menorca o la misma sal de Eivissa. En este sentido, los helados de almendra de Mallorca y de queso de Maó que adquieren a La Payesa, computan en el cálculo del porcentaje mínimo de productos de proximidad que establece la nueva ley de circularidad del turismo balear. «Somos de Menorca, de Balears y por eso, como dice el lema de nuestra campaña de este año, los helados de La Menorquina son algo ‘Muy Nuestro’, de todos, donde las recetas de toda la vida proyectan nuestra forma de ser», explica Blanca Agustí, responsable de Trade Marketing. Su compromiso con el territorio también se ha traducido en una vinculación como marca a distintos eventos y entidades de Balears como la Academia de Tenis de Rafa Nadal, el Club Marítimo de Maó, el Club de Basquet de Menorca o la Fira del Camp, entre otros.