Los turistas vuelven a viajar tras la frenada provocada por la pandemia. Pero la recuperación de los viajes también está reactivando el malestar de muchos residentes. No en vano, esta Semana Santa ya hemos podido observar como se vuelven repetir las problemáticas asociadas al turismo de masas, como la cogestión en el Caló des Moro, uno de los espacios más instagrameados del Archipiélago.
Si bien es cierto que las redes sociales son un poderoso instrumento para la promoción turística, y que el contenido generado en ellas es una fuente de vital importancia a la hora de seleccionar un destino y planificar el viaje, también hay que tener en cuenta que la dimensión relacional de las redes sociales, que aumenta los niveles de sensación de apoyo social de los individuos y con ello su autoestima, lleva a muchos turistas a capturar lugares que refuerzan su identidad online. Así, los territorios más fotogénicos, como calas, pueblos, etc. se convierten en los más visitados con la expectativa de obtener un retorno social a través del like. Además, se debe de tener presente que hacer una fotografía y publicarla en un post no solo implica dar a conocer un lugar, sino también viralizarlo con todas sus consecuencias. En este sentido, en principio ello no sería un problema si la accesibilidad a este tipo de contenido no tuviera la capacidad de afectar a las tendencias turísticas en el corto plazo, comportando fluctuaciones importantes en el número de turistas en territorios y recursos turísticos concretos. No obstante, lo es, ya que todos somos conscientes que en las Illes Balears cuando se acerca la época estival hay determinados lugares que mejor ni acercarse.
Redes sociales y turismo de masas
21/04/23 16:47
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