Estamos en pleno momento de cambio. Aunque las redes sociales ya de por sí siempre están vivas y nos sorprenden a diario con nuevas implementaciones, ha llegado un punto en el que todo es muy diferente, llegando incluso a pivotar su foco central, la base de para qué se crearon.
Cuando comenzaron las redes sociales, el principal uso al que estaban dirigidas era la socialización, la conexión con compañeros de clase, amigos y familia. Era algo inédito y que nos permitía mantener el contacto.
Con los años ha ido evolucionando. Primero entramos los early adopters, algunas empresas pequeñas, luego llegaron las multinacionales, artistas, periodistas, políticos, etc. acaparando en gran parte la atención de todos.
Un tiempo después, también hemos utilizado las redes para “hacer comunidad” y buscar a personas con nuestros mismos intereses o para hacer networking. Y por supuesto, lo que comenzó siendo un entorno en el que las empresas podían inspirar o fidelizar a sus clientes finalmente ha sido el gran escaparate sin fronteras en el que poder vender mediante el social commerce. Tendencia imparable y que ahora va camino del Social Live Commerce (vender a través de los directos).
Estamos en un momento en el que a las redes sociales les cuesta cada vez más crecer y todas ellas son ya gigantes tecnológicas. Al principio tenían un gran mercado al que llegar y se basaban en sus servicios para ser atractivas y conseguir nuevas altas. Ahora apuestan muy fuerte por los influencers para sobrevivir.
Acaba de llegar lo que conoceremos como la economía de los creadores, en la que ya, redes como Twitter, TikTok, Snapchat, Facebook y YouTube se han convertido en cazatalentos y están haciendo su cartera de creadores a golpe de chequera. ¿Quién ganará la batalla? ¿Cambiaremos nuestra parte más social por dos polos en el que encontramos creadores vs audiencia? ¡Estaremos atentos!