Las circunstancias ahora son mejores tanto por el gran deseo de reiniciar el turismo como por el mayor conocimiento de la situación y los altos niveles de vacunación , especialmente en Gran Bretaña.
Pero las expectativas deben ser prudentes para evitar los errores del pasado. Las compañías aéreas, incluidas las españolas, han programado vuelos para atender a algo más de la mitad de la clientela del verano del 19 y las empresas hoteleras ofertarán una capacidad al menos semejante. El reinicio de la actividad es imprescindible para aliviar la situación económica de las Islas que, oficialmente perdieron en el año 2020 un 27% del PIB, frente al 11% de media nacional, debido a la alta dependencia del turismo. Si en vez de contabilizar el año natural lo hacemos de finales de marzo del 20 a la misma fecha del 21,las dos temporadas del año aeronáutico, la pérdida sería superior al treinta por ciento, puesto que el primer semestre del 20 fue prácticamente normal.
El verano pasado la confianza se depositó en los “corredores seguros” entre regiones con bajos y similares niveles de contagios. No funcionó. Ahora administraciones, empresas y la propia prensa confían en los llamados “pasaportes de vacunación” de la Unión Europea, que tardarían, en el mejor de los casos, más de tres meses en estar disponibles y que no valdrían para los turistas británicos, nuestros principales clientes. Señalan las autoridades que no serían obligatorios, que es otra manera de decir que no serán necesarios.
Lo importante no es el “pasaporte” sino el nivel de vacunación que habrá conseguido la inmunidad de grupo en ciertos mercados.
De momento, y hasta que ese momento de la inmunidad se alcance, para evitar las cuarentenas -que se suprimirán antes del verano para los viajes entre España y los principales mercados- debería bastar, con documentos más fáciles de obtener y que ya están en funcionamiento.
Como es imprescindible reanudar la actividad hay que evitar trabas innecesarias. Británicos y españoles peninsulares superaran esa cifra del cincuenta por ciento, pero muchos alemanes optarán por destinos de proximidad, a los que pueden desplazarse en automóvil, incluido su propio país.