Toni y Sebastià Vadell dirigen esta empresa familiar que fundaron sus padres Sebastià y Magdalena en Petra en los años 80. Foto: A.G.

Abbacino ha vendido ya más de 1,3 millones de mascarillas, un producto que les ha brindado una gran fama en toda España. Un éxito que Sebastià y Toni Vadell atribuyen al trabajo, una actitud valiente y una visión innovadora. Los hermanos dirigen esta empresa de accesorios de moda de Petra que fundaron sus padres en 1982.

En los años 80, Mallorca vivía un boom en la industria de las chaquetas de piel. En ese entorno, Sebastià Vadell y Magdalena Truyols, marido y mujer, tuvieron la idea de comprar retales de piel a las grandes marcas para hacer bolsos a partir de trozos que clasificaban por colores y juntaban, una técnica que hoy se conoce como patchwork. Así arrancó su taller en Petra, que ocupaba a unas ocho personas. “Los bolsos eran de calidad a un precio asequible y tuvieron una gran aceptación en las zonas turísticas. Las vendíamos a minoristas en Balears, Catalunya y Canarias”, explica Sebastià Vadell. “El negocio fue bien hasta que, hacia el año 1994, empezaron a llegar de Asia bolsos de piel más baratos que hacían los españoles menos atractivos. En ese momento cogimos la distribución de la marca holandesa Bulaggi, y con ambos negocios pudimos seguir”, recuerda.

Sebastià lleva diseño de producto, gerencia y contabilidad, mientras que Toni se encarga de marketing, logística e interiorismo.

En 1996 se incorporó la segunda generación, los hermanos Sebastià y Toni, que dirigen la compañía en la actualidad. Habían cursado estudios superiores y aterrizaron con fuerza, coraje y muchas ideas. “Pensábamos que había potencial”, resume Toni. “Nuestro lema es ‘de Mallorca al món'. No tenemos miedo. Somos pequeños pero creemos que podemos llegar donde queramos”, señala Sebastià. “Somos valientes”, incide Toni.

En 1997 apareció el nombre que utilizan todavía hoy, Abbacino, aunque la empresa sigue siendo Seyma Importació.

Con esta actitud, en 2007 empezó la internalización de la empresa. “Llegamos a ir a doce ferias al año. Esto implicaba gastar 250.000 euros al año solo en ferias”, señala Toni. Abaccino llegó a estar presente en quince países. Sin embargo, en los últimos años han reducido su presencia internacional. En la actualidad exportan a Italia, Reino Unido, Alemania, Austria, Portugal, Benelux, Estados Unidos y Suiza. “Los mercados que funcionan mejor son los que entienden la esencia mediterránea”, explica Sebastià.

De forma general, el producto llega al cliente a través de distribuidores que hacen llegar los bolsos y accesorios Abbacino a empresas de retail. En Italia están presentes en el Grupo Coin, centros comerciales de referencia, del mismo modo que en España se han aliado con El Cortes Inglés y ya cuentan con medio centenar de corners en multitud de ciudades. En Palma, están presentes tanto en Avingudes como en Jaume III y recientemente han instalado nuevos corners en Linares, Badajoz y Albacete. Al mismo tiempo, intentan potenciar la venta directa a través de su página web. Sus productos se venden en más de 2.000 tiendas de todo el mundo.

Tener que cerrar la producción local fue un “momento traumático” para la empresa, aunque entendieron que no quedaba otro remedio. Desde ese momento pasaron a ser una empresa de diseño que tiene la producción externalizada. Trabajan con diferentes empresas especializadas en China, la India o Marruecos. Mientras que las mascarillas las fabrican en Mataró.

Hoy por hoy no se plantean volver a fabricar. “Necesitaríamos unos 200 o 300 trabajadores y en Mallorca ya se ha perdido el oficio. A corto plazo es imposible. No es una opción”, indican los hermanos.

LAS MASCARILLAS. La pandemia ha supuesto toda una revolución para Abbacino, ya que han innovado con la introducción de mascarillas reutilizables homologadas. “Durante el confinamiento estuvimos dos meses y medio sin tener ninguna venta. En la primera semana de abril, pensamos en la idea de hacer mascarillas. Lo primero que decidimos es que tenía que ser homologada y cómoda. Fue un proceso largo hasta encontrar los materiales adecuados. Además, patentamos el sistema de gomas ajustables para las orejas. Creo que nuestro éxito ha sido que hemos pensado en las mascarillas como un complemento más, por tanto tiene que ser bonita a la vez que cómoda. Y nuestra sorpresa ha sido que además de un gran éxito entre adultos, han tenido mucha aceptación las mascarillas infantiles”, señala Sebastià.

Venden mascarillas de multitud de colores y estampados.

En la actualidad están vendiendo alrededor de 400 o 500 solo en su web, pero en septiembre llegaron a las 20.000 diarias entre web, clientes retail y marca blanca. Han despachado más de 1,3 millones, todas al mismo precio en cualquier lugar. “Procuramos que todas se vendan al mismo precio de venta al público. También es igual en nuestra web, Amazon o El Corte Inglés. Creemos que gracias a las mascarillas hemos salvado a muchos pequeños comercios de pueblo. Nosotros hemos abierto canales de venta, y ellos han confiado en nosotros”, dice Sebastià satisfecho. Con las ventas de mascarillas, explican, han podido remontar la facturación y cubrir el tiempo que estuvieron sin vender nada en plena pandemia.

Abbacino ha colaborado con Amadip Esment y Estel de Llevant como acción social y de proximidad. “Hemos dado un valor social colaborando con estas dos entidades que nos embolsan las mascarillas. También hemos hecho una campaña solidaria para la lucha contra el cáncer de mama con la que hemos hecho una donación de 6.000 euros. Creemos que si la sociedad nos da, lo tenemos que retornar de algún modo”, indica Toni.

En 2018 Abbacino inauguró un nuevo edificio, un proyecto muy personal de Toni Vadell. En realidad se trasladaron solo al edificio de al lado, que hacía las funciones de almacén. “Pensaba que era hora de cambiar las oficinas. Llamé a nuestro interiorista y le comenté que quería hacer una reforma, pero me dijo que el espacio no tenía remedio, que no había nada que hacer. Le enseñé el almacén y me dijo que podía servir. Yo no daba crédito. Así que cada viernes venía aquí dos o tres horas a pensar cómo tenía que ser el espacio Abbacino. Lo pensé durante cuatro años, y finalmente nos animamos”, explica Toni.

El nuevo edificio ocupa un solar en la entrada del pueblo. Tiene la fachada blanca, color que también predomina en el interior. La tienda, que está abierta de lunes a viernes de 9 a 18 horas, es amplia y al fondo tiene vistas al campo a través de unos grandes ventanales. En un principio tenía que ser solo un showroom para los clientes retail, pero decidieron abrirla al público. Los espacios de trabajo son abiertos y los clientes pueden ver el día a día de la empresa. Cuentan con un equipo muy joven y creativo. La empresa cuenta con 80 trabajadores. Una veintena trabaja en las oficinas de Petra, y el resto son empleados de los corners de El Corte Inglés.

Cada día a las diez de la mañana para el tecleo de ordenadores y se junta todo el equipo a tomar café. El fundador, jubilado desde hace seis años, ya no toma decisiones, pero no hay día en que no pase a ver qué hacen. La familia, que tiene el 100% de la propiedad, se reúne para hablar de números una vez al mes.

VISIÓN DE MARCA. Sebastià y Toni Vadell definen hoy Abbacino como una marca de accesorios. Además de bolsos y carteras, han incorporado también gorras, pañuelos, sombreros, guantes, cinturones, llaveros, gafas de sol y un largo etcétera, ya que no descartan ninguna idea. “Ahora acabamos de incorporar los termos, que van a juego con las mascarillas. Evolucionamos del mismo modo que la sociedad y nos adaptamos, siempre desde nuestros valores y nuestra esencia”, señala Toni.

Este es el aspecto mediterráneo de la tienda de Petra, donde Abbacino tiene las oficinas.

Hacen todo tipo de bolsos de piel, rafia o materiales sintéticos. Siguen las tendencias pero quieren conservar la esencia mediterránea. Tras el éxito cosechado con las mascarillas, estudian ampliar su gama de complementos infantiles.

La empresa familiar también se encarga de la distribución en España de los zapatos Hey Dude Shoes.

Su fórmula para el éxito, señalan los hermanos, es que cada uno es autónomo. Sebastià, director general, lleva diseño de producto, gerencia, comercial y contabilidad. Mientras que Toni, director de operaciones, lleva el día a día, administración, marketing, logística e interiorismo. “Sebastià hace el producto y yo, el envoltorio”, señala Toni.

Ya están pensando en 2022, cuando Abbacino cumplirá 40 años. Y lo piensan celebrar.