Brett Scott considera que actualmente las grandes corporaciones aprovechan la crisis de la Covid-19 para atacar aún más al dinero en efectivo. La finalidad de este ataque, expone, es aumentar el control a través de la información y datos que generan los pagos digitales, en manos de empresas privadas a diferencia del efectivo, que califica como «público, democrático y estatal».
Con el coronavirus se han impuesto medidas de recomendación de pago digital y electrónico en base al miedo al contagio, un hecho que ha sido en varias ocasiones desmentido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los bancos centrales. Así, Scott denuncia que ha sido «ampliamente difundido por los actores interesados en la lucha contra el efectivo, generando desinformación y miedo».
En España antes de la pandemia el efectivo seguía siendo el método de pago preferido por el 53% de la población y protagonizó hasta el 87% de las operaciones, según los datos del Banco Central Europeo y el Banco de España. Esta tendencia ha cambiado con la pandemia, según apunta el activista británico, debido principalmente a la presión de las grandes corporaciones que han visto en la crisis de la Covid-19 una vía para reforzar la bancarización y digitalización de los pagos.
Scott alerta del recrudecimiento de «la guerra contra el efectivo» y de su impacto sobre el acceso para muchos sectores de población menos bancarizados, así como sobre la pérdida de privacidad y de seguridad en los pagos para toda la población.
Expone que el auge del comercio digital y «de la industria de pagos digitales no es una coincidencia». A su juicio, «estos actores tienen sinergias naturales, ya que todos buscan crear vastos sistemas de automatización entrelazados». «Desean y se benefician de un mundo en el que las economías se coordinen de forma remota a través de sus enormes sistemas de centros de datos, en lugar de negociarse mediante la interacción cara a cara entre personas en la calle».