Tras una temporada en la que las bolsas europeas se movían de forma más o menos planas, en las últimas semanas están dando un “estirón” que está provocando la rotura de algunas resistencias.
Una excepción está siendo la bolsa española, penalizada por la inestabilidad política. Tampoco es una situación dramática al no haber perdido de forma sostenida el soporte de los 10.200 puntos (solo lo ha pasado de forma puntual), pero sí se está quedando muy atrás en un año en el que había llegado a liderar la rentabilidad de las bolsas europeas. La situación de Catalunya, tanto en lo social como en lo económico, no ha pasado desapercibida para los inversores, que prefieren comprar empresas con potencial similar pero en otros países.
Precisamente este nivel de 10.200 es el primero que debería respetar, aunque el más potente lo tiene en 9.800, sin olvidar el psicológico de 10.000 que se llegó a tocar justo después del referéndum. Por lo tanto son tres escalones relativamente fuertes que se deben perder para estar alarmados, aunque no es descartable. Por arriba, los 11.000-11.200 siguen siendo el objetivo.
El EuroStoxx está luchando por consolidar por encima de los máximos anuales (3.600-3650), algo que le llevaría a atacar una gran resistencia entorno a 3.830-3.900. De hecho, los inversores a medio-largo plazo deberían marcar allí su objetivo. Por el contrario, si no se consigue, el soporte de 3.500 está cerca y las pérdidas serían asumibles.
El DAX alemán, tras recuperar los 12.500, hizo un pequeño parón apoyándose en los 13.000 (anterior máximo histórico), de los que ya se está alejando con vía libre de subidas. Precisamente estos dos niveles serían los que se deben incorporar como nuevos soportes. Situación similar la del CAC francés, que tras haber roto precios no vistos desde 2008 (los 5.300 y 5.450 son los nuevos soportes) está en búsqueda de los 6.180.