Treball Solidari es una asociación sin ánimo de lucro fundada en Mallorca en el año 2000. Se asienta sobre la idea de que el trabajo es un derecho y una necesidad de las personas para poderse desarrollar. El objetivo de la ONG es generar capacidad a las personas para que puedan ser autosuficientes. Sobre estos principios han venido trabajando en cooperación internacional durante los últimos diecisiete años. Hasta la fecha han realizado un total de 90 proyectos de microcréditos en Centroamérica, la mayoría financiados por el Fons Mallorquí de Solidaritat, el Govern balear y el Gobierno de España. Cuando estalló la crisis económica se dieron cuenta de que también era necesario ayudar en Mallorca. Así nació en las Islas un programa de microcréditos para mujeres. Era el año 2011 cuando nacía Confía, destinado a dar apoyo a la insercion laboral mediante el autoempleo.

El programa parte de la idea del autoempleo como una opción cuando el trabajo no se corresponde con la cualificación de la persona; y como una necesidad, enfocado a los colectivos que sufren desempleo crónico, como los jóvenes y los mayores de 45 años. Así, ayudan a desarrollar los negocios de autoempleo dando formación, financiación y acompañamiento. Treball Solidari ayuda a definir el plan de negocio de la mujer emprendedora. Una vez que la idea de micronegocio está clara, se procede a dar financiación, que es donde el programa ha sido más innovador. Se ha adaptado la metodología de funcionamiento de los programas de microcréditos de los países de América del Sur a la realidad de Mallorca.

CONFIANZA. El programa está basado única y exclusivamente en la confianza. No se pide ningún tipo de aval, garantía, ni declaración de la renta. Por ello, para conseguir que el dinero les sea devuelto, se basan en la metodología de trabajo del sur. Dicha metodología consiste en dos herramientas: la escala de confianza y la cadena de compromiso. La escala de confianza se basa en conocerse mutuamente y comprobar la capacidad de compromiso. Sobre esta idea, empiezan a trabajar con pequeñas cantidades de dinero. Es decir, cuando la mujer haya devuelto el primer microcrédito, que puede ascender hasta un total de 1.200 € entre 6 y 12 meses, podrá optar al segundo de hasta 2.200 euros. Cuando se haya devuelto el segundo, se puede ascender al tercero y así sucesivamente.

De esta manera, se pretende disminuir el nivel de riesgo y aumentar el nivel de motivación. Es decir, es la propia mujer quien quiere devolver el primer crédito porque quiere optar al segundo, que es de una cantidad más elevada de dinero.

METODOLOGÍA. Funcionan con una metodología grupal, que reúne a las mujeres en grupos de apoyo y de control. Se ayudan entre ellas, pero también se controlan. Esto significa que los préstamos se devuelven pagando una cuota mensual, de 100 €, por lo que si una mujer no paga su cuota, afectará a las demás, ya que no todas reciben el dinero al mismo tiempo. El primer mes recibe el dinero la Mujer A, porque así lo han decidido sus compañeras. Cuando al mes siguiente la Mujer B va a recibir su microcrédito, se comprueba que la Mujer A haya pagado su primera cuota mensual.

En caso de que no la haya pagado, la Mujer B tiene dos opciones: esperar a que la Mujer A pague su primera cuota, o bien, si confía en ella, la Mujer B adelanta 50 € que le serán devueltos cuando la Mujer A pague su deuda. El tercer mes le toca recibir el préstamo a la Mujer C, por lo que se mira que la Mujer A haya pagado su primera y segunda cuota, y que la Mujer B haya pagado su primera cuota. En caso de que la Mujer B no haya pagado, la Mujer C tiene las mismas opciones que antes: esperar o adelantar 50 €. Lo que se pretende con esto es crear una cadena de compromiso entre ellas. Para crear estos vínculos de confianza, los grupos se reúnen cada 15 días.

COOPERACIÓN. En cuanto a cooperación internacional, llevan diez años trabajando en Guatemala en proyectos para el empoderamiento de la mujer indígena. La condición de mujer indígena supone una triple discriminación: por ser pobre, indígena y mujer. Para empoderar a la mujer, por un lado hay que trabajar en la autoestima fomentando su participación en la toma de decisiones comunitarias y familiares; y por otro lado, se le tiene que dar una autonomía económica para que tenga una generación de ingresos.

Otro de sus grandes trabajos fue en 2000, cuando el Ajuntament de Palma les aprobó un primer proyecto de 50.000 € para el cultivo orgánico de la patata en Jinotega, Nicaragua.

Los agricultores de esta zona se dedicaban a comercializar la patata y el café. Sin embargo, en una época de extrema necesidad los agricultores se comieron la semilla de la patata, por lo que no quedaron excedentes para seguir comercializándolas. Así, Treball Solidari invirtió 30.000 € en comprar semillas que los agricultores posteriormente cultivaban, cosechaban y vendían. Con el dinero de la venta devolvían parte del préstamo y la otra parte la invertían para comprar más semillas. A día de hoy, el dinero de este fondo sigue activo y sigue financiando a los agricultores.