Nuevo año de cifras récord y ya van unos cuantos para el vino con indicación geográfica protegida Vi de la Terra Illa de Menorca, que mejoró su producción y su comercialización en 2016. Porcentajes de dos o tres dígitos que demuestran cómo ha crecido el consumo y el número de botellas, pero también el número de bodegas menorquinas o las hectáreas plantadas. Y es que la progresión de los últimos once años es francamente positiva, tal como reflejan los datos del Instituto de Calidad Agroalimentaria de les Illes Balears.
El crecimiento de la demanda interna vinculado a una mejor calidad de los caldos producidos en la isla y un trabajo de promoción en paralelo son seguramente factores que han coadyuvado a esta evolución tan favorable. Menorca todavía no dispone de una Denominación de Origen como tal, pero está haciendo méritos para poder conseguirlo algún día.
CIFRAS RÉCORD. La extensión de viña plantada en Menorca en la actualidad suma un total de 41,15 hectáreas, que para empezar ya supone un crecimiento de superficie cultivada del 139 por ciento respecto a 2005, año a partir del cual se disponen de registro de cifras y en el que constaban 17,2 hectáreas. En este sentido, la viña menorquina ha pasado de elaborar 424,6 hectolitros con tan solo cuatro bodegas, a 1.544,48 con nueve bodegas en poco más de una década. Una producción, pues, que ha aumentado un 264 por ciento y por lo tanto se ha multiplicado casi por cuatro en todo este periodo. Es verdad que el número de bodegas no ha crecido en la misma proporción, pero también se ha duplicado y prácticamente cada dos años ha sumado un nuevo elaborador, hasta llegar a los nueve actuales. Los dos últimos a sumarse a la lista han sido las Bodegas Torralbenc Vell en Alaior y Sa Bodega de Son Cremat en Maó.
Si echamos un vistazo a la producción anual, sin duda 2016 fue de récord ya que aumentó un 16,75 por ciento respecto al año anterior, pero estos crecimientos se han dado otros años e incluso han sido mucho mayores. Basta fijarse lo que sucedió en 2006, cuando se superó el 32,28 por ciento la producción; en 2012 el incremento fue del 17,06 por ciento, y en 2014 creció un 30,85 por ciento respecto al año anterior. La progresión ha sido ascendente año tras año y demuestra la vitalidad de las cepas y la comercialización y el momento de expansión que vive Menorca en el sector vitivinícola.
Otra de las variables que destacan de los datos que se obtienen a través del Instituto de Calidad Agroalimentaria de les Illes Balears es que se ha generado un un cambio en la variedad cultivada. Mientras en el año 2005 el 45 por ciento de la superficie plantada era viña de vino blanco, en 2016 ha sido del 56 por ciento y esto se ha traducido en que la producción de vino blanco ha aumentado un 454 por ciento, la de vino rosado un 580 por ciento y la de vino tinto tan solo un 142 por ciento. Un cambio donde se puede entrever la apuesta de los elaboradores menorquines por los vinos que se sirven fríos, aprovechando que es en verano cuando Menorca recibe más consumidores potenciales, tal y como afirma Toni Salord, propietario de las Bodegas Binitord y presidente actual de la asociación Vi de la Terra Illa de Menorca. “La predisposición del viajero a querer probar el producto local como elemento de su estancia en Menorca ha incrementado el interés que nosotros hemos acompañado con una mejora de nuestros vinos”, matiza Toni Salord.
COMERCIALIZACIÓN. De los 1238,39 hectolitros que se comercializaron el año pasado, 1.154,35 se quedaron en Balears, 76 fueron a la Península y tan solo 8 se exportaron. El pasado 2016 debe ser recordado como un año récord de botellas vendidas gracias a un aumento respecto a 2015 del 10,31 por ciento. Balears sigue siendo el mercado por excelencia del vino de Menorca y aunque los datos no están disgregados por islas, es aquí donde se concentran las mayores ventas cuando la temporada turística llega a agotar las existencias de algunos de los elaboradores, tal y como explica Toni Salord.
El motivo por el cual las exportaciones a la Unión Europea y a otros países han retrocedido respecto a otros años y no han superado el 5 cinco por ciento en total es que los propios bodegueros prefieren vender su producto en la isla y fomentar así el producto local. “Iniciamos las exportaciones en un momento en que el consumo de la isla no era suficiente para comercializar toda la producción, pero tanto los residentes como los turistas cada vez tienen más claro que el vino que se produce aquí es de gran calidad y por eso las exportaciones han descendido”, detalla el presidente de la asociación Vi de la Terra Illa de Menorca.
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