En el sistema educativo español existe un modelo muy poco conocido: el de las cooperativas de enseñanza. Un modelo que plantea una oferta educativa diferente, basada en la idea de colaboración y de mejora de la calidad de la enseñanza, ya que los profesionales que trabajan en ellas están firmemente comprometidos con su trabajo debido a su doble condición de trabajador y socio de la sociedad cooperativa.

Son centros de titularidad privada que, debido a su espíritu cooperativista, trabajan bajo unos principios diferentes, con un marcado ánimo de servicio público, donde priman los valores educativos sobre los estrictamente económicos. Creen en la educación como la mejor inversión para nuestro futuro.

En el ámbito de estas cooperativas de enseñanza, la actitud de los cooperativistas, su entusiasmo, compromiso e ideales educativos son imprescindibles para el buen funcionamiento y la consecución de los objetivos previstos. La cooperativa es la mejor fórmula para la enseñanza, ya que no se limita a impartir conocimientos, sino que forma personas y, además, permite más implicación y compromiso profesional.

Eso debieron pensar los fundadores de la cooperativa de enseñanza CIDE, la más antigua de España, cuando hace 50 años observaban los terrenos a las afueras de Palma donde iban a construir un colegio pionero y completamente innovador para la época. Apostaron por su proyecto, por su ilusión. Una apuesta que puso sobradamente a prueba el nivel de confianza y compromiso del conjunto de los fundadores de la cooperativa entre ellos mismos y en relación con el proyecto.

Buscaban una educación diferente donde no se separase a los niños de las niñas, que diera importancia a las asignaturas formativas, al deporte, a la formación integral del alumno, donde los profesores fueran próximos a sus alumnos y se ganaran su confianza y cariño sin imposiciones. Querían crear un ambiente en el que los valores, la libertad y el esfuerzo personal se vivieran como algo lógico, como algo natural. Fueron muchos años de esfuerzo, pero lo lograron y el proyecto sigue vigente en la actualidad.

Hoy es un colegio cooperativo concertado que cumple con los contenidos curriculares, pero lo complementan con un ideario que fomenta la formación de los alumnos para que sepan enfrentarse a las dificultades que se encontrarán en su día a día. Realizan una actualización permanente de todos los conocimientos y un aprendizaje de la convivencia en un marco de respeto a los valores humanos, potenciando el trabajo en equipo y la colaboración mutua con metodologías didácticas innovadoras como el aprendizaje cooperativo.

Desde su fundación, el CIDE pretende formar hombres y mujeres libres y responsables. El respeto mutuo es la base de la convivencia y la confianza es la base de la comunicación. Estas son las señas de identidad que trasmiten desde hace 50 años. La historia del CIDE es también la historia del movimiento cooperativo de enseñanza en Balears y en España.