En este proceso de adaptación, el capitalismo ha pasado por diversas fases y la actual crisis no supondrá el hundimiento de la economía de mercado sino una nueva fase de su evolución adaptándose ahora a la revolución digital y a la globalización. La idea de que el estado y el mercado se oponen el uno al otro es lo más opuesto a la verdad. La sociedad tiene que corregir no solo los fallos del mercado sino también los del sector público y la hipocresía y el ansia de poder de algunos políticos que hablan del retorno a los antiguos clichés como si el colapso del comunismo no hubiera ocurrido. No hay vuelta atrás al comunismo real, ni a la socialdemocracia tradicional, sino probablemente a una economía colaborativa que hoy es posible gracias a la revolución digital.
Solo podemos tener un mejor funcionamiento de la economía de mercado si tenemos también un mejor funcionamiento del Estado. El motor de la evolución del capitalismo hacia las modernas economías de mercado ha sido la cambiante relación entre los mercados y la acción reguladora del Estado. En la primera fase del capitalismo moderno ( Capitalismo 1.) predominó la idea de los mercados libres autorregulados de forma que los mercados y el Estado operaban en esferas diferentes. La Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado y el comunismo soviético parecían demostrar que con una economía planificada los países podrían crecer y transformarse en sociedades más ricas y justas. Y surgió el Capitalismo 2. El capitalismo de Franklin D. Roossevelt (el New Deal) y de John M. Keynes apostando por un Estado fuerte que interviniera en la economía.
El funcionamiento de los mercados libres llevaban a una situación de generalizada pobreza en medio de la riqueza. La economía mixta keynesiana de mercados más Estado con sus políticas compensatorias fiscal y monetaria llevó a una edad dorada con crecimiento sostenido, empleo y estados de bienestar que mejoraron la distribución de la renta, la libertad y la cohesión social, mostrando la superioridad de la socialdemocracia sobre el comunismo soviético que se deshizo como un azucarillo.
Pero en las sociedades lo único permanente es que todo cambia. Y la crisis del petróleo de la década de los años 70 llevó a Europa al estancamiento, la inflación y el endeudamiento público. Con una inflación muy elevada y un desempleo muy alto, la política de recortes del gasto era un suicidio político, pero un mayor gasto llevaba a una espiral creciente de los precios y los salarios. En España resolvimos mejor esta situación en la transición democrática con los Pactos de la Moncloa de contención salarial gracias a la capacidad de Enrique Fuentes Quintana, vicepresidente del Gobierno de Adolfo Suárez.
La entrada en la Comunidad Económica Europea y en el euro y la globalización llevaron a España a una extensa época de prosperidad con menor desempleo y baja inflación hasta que la crisis inmobiliaria-financiera reciente marcó el final de lo que podemos llamar el Capitalismo 3 de la época Aznar de privatizaciones, liberalización y desregulación de la economía. Estamos en un nuevo escenario con la revolución digital y la globalización y con incertidumbres sobre la vuelta a los nacionalismos y a las políticas de otras épocas. Ya no podemos volver a las políticas económicas keynesianas como en la etapa dorada del capitalismo 2, como pretenden algunos partidos en sus programas porque en un mundo abierto tendría poco efecto multiplicador sobre la actividad económica del país y crearía muchos desequilibrios (aumentaría las importaciones y el déficit).
Tampoco podemos proponer políticas de enfrentamiento con la UE porque nos llevarían a la intervención y acabaríamos como Grecia. Tampoco podemos dejar de pagar la deuda porque necesitamos que nos sigan financiando y nos llevaría al corralito. Estamos en una nueva fase del desarrollo evolutivo del capitalismo, lo que podemos llamar Capitalismo 4. En este futuro se vislumbra el papel del conocimiento y un menor peso del capital y del trabajo en el sentido clásico y un papel del Estado para promover la economía colaborativa, la economía del postcapitalismo, al que dedicaremos un próximo artículo.
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