Con motivo del segundo aniversario de El Económico se preguntó a un centenar de personas muy representativas de la sociedad balear cuál era el gran reto de Balears. Me llamó la atención que algunos de ellos se orientaban a lograr cosas que no estaba en nuestras manos y otros mencionaban más una consecuencia que el reto que supone actuar sobre la causa que la produce.
En la denominada era del conocimiento en la que nos encontramos, en medio de un mundo cada vez más interrelacionado, con unas economías emergentes que ya no lo son tanto y un gran impacto de la tecnología, se están cuestionando todos los paradigmas y aparecen nuevos modelos de negocio disruptivos que hacen temblar los modelos tradicionales.
En este simplificado y excitante escenario el recurso más valioso y, por lo tanto, el gran reto que desde mi punto de vista tenemos como sociedad es el de atraer, desarrollar y retener talento. La buena noticia es que atraer, desarrollar y retener el talento depende exclusivamente de nosotros: sociedad, instituciones y empresas. Está en nuestra mano utilizar y potenciar esta gran palanca de transformación y de generación de bienestar para nuestra sociedad.
Una sociedad donde se retiene y atrae el talento es una sociedad transparente, coopetitiva (cooperativa y competitiva), con visión global, en la que la base de creación de valor son los intangibles que no exigen consumo intensivo de territorio -mas al contrario, lo protege como un elemento valioso para incrementar su atractividad-, una sociedad donde los pequeños emprendedores compiten en igualdad de condiciones con los grandes.
Para lograr esto, está en nuestra mano trabajar, entre otras muchas acciones, para implementar un modelo educativo abra la mente y promueva la curiosidad de nuestros jóvenes; valorar y reconocer a nuestros “campeones” (sociales, profesionales, empresariales, deportivos); incorporar una visión de largo plazo en nuestras acciones (el “vísteme despacio que tengo prisa”, que decía Napoleón) a pesar de la velocidad de los cambios; conseguir que nuestra comunidad tenga una elevada reputación; cuestionar de forma constructiva todos los paradigmas; fomentar desde la sociedad y las instituciones el emprendimiento a todas las edades, y diseñar una regulación que favorezca la competitividad y proporcione seguridad.
El talento definido como competencias más compromiso es algo que todos y cada uno de nosotros tenemos y, por lo tanto, todos podemos ser protagonistas activos de esta transformación que se está produciendo y lograr en consecuencia superar todos aquellos “retos” que se mencionaban en el suplemento de El Económico.
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