Después de miles de alegaciones contra las prospecciones petrolíferas cercanas a las Balears, de manifestaciones y enfrentamiento del Ministerio de Industria y la Empresa Cairn Energy contra la mayoría de la población e instituciones, del informe negativo de la Dirección General de la Costa y el Mar, Capricorn Spain (Cairn Energy) solicitó el 25 de abril de este año la extinción de los permisos de exploración y explotación que le fueron otorgados en 2010 para el golfo de Valencia y que fue definitivamente archivada el 26 de junio. Algo parecido ha ocurrido en Canarias, frente a las costas de Fuerteventura y Lanzarote, después de casi dos meses de sondeos, de 14 años de enfrentamiento de Repsol y el Ministerio de Industria con el gobierno de Canarias y pueblo de Canarias, Repsol decide retirarse por no encontrar la calidad y cantidad que habían proyectado. Dado que hay otras exploraciones vivas en el mar balear y en el golfo de León, y que pueden activarse de nuevo los permisos ahora archivados u otros diferentes, se entiende la propuesta de la Alianza Mar Blava de lograr que el Mediterráneo occidental sea declarado libre de prospecciones petrolíferas.
Pero hay también otros motivos para la esperanza, motivos que podemos denominar económicos y estratégicos. Uno muy importante ha sido el cambio drástico en el oligopolio del suministro de crudo. La OPEP en las últimas cuatro décadas del siglo XX ha dominado la oferta del petróleo (cuota del 55% del mercado), determinando precios altos al restringir la oferta. Sin embargo ahora con una cuota del 32% la situación ha cambiado. La primera batalla ha sido el giro impuesto por los saudíes dentro de la OPEP para establecer como nuevo objetivo mantener su cuota de mercado. Su argumento ha sido que ahora mantener los precios altos a base de recortar la producción del cártel sería un fracaso, ya que esos altos precios estimularían a otros países con costes más elevados a aumentar su producción, con lo que tendría la OPEP que recortar de nuevo su cuota disminuyendo peligrosamente su peso en el mercado. Este cambio de estrategia se ha impuesto a otros países del cártel, como Venezuela, Argelia e Irán, y se ha enfrentado a otros de fuera del cártel, como Rusia, que necesitan precios más elevados por motivos presupuestarios y de costes.
Todo este cambio de estrategia se ha debido a la nueva revolución tecnológica en los campos de esquisto bituminoso (shale oil) en Texas y Dakota del Norte en EEUU, que ha llevado a este país de ser importador neto a potencial exportador de crudo y a superar a Arabia Saudita como primer productor mundial. Esta guerra de precios sería también una batalla contra el nuevo shale oil de EEUU para dificultar su rentabilidad y su producción. La fortaleza saudí de menores costes se enfrenta a la revolución tecnológica en EEUU, que los reduce también y se adapta con igual facilidad a los cambios del mercado. Esta estrategia de los saudíes les ha enfrentado también con las grandes empresas petroleras, que les ha advertido de que esa política de bajos precios está paralizando la inversión en nuevos pozos y retirándose de proyectos en curso. La estrategia de las petroleras de invertir para buscar nuevas bolsas de hidrocarburos y subir los precios del crudo y de las acciones en los mercados financieros se ha venido abajo.
Un informe reciente de la OPEP afirma que habrá toda una década por lo menos de precios bajos. Los proyectos más dudosos y menos rentables se están retirando a toda velocidad y eso es lo que vemos actualmente en el Mediterráneo y Canarias. Además se está generando una nueva estructura energética en que el crudo pierde peso continuamente frente a otras formas de energía limpias, impulsada también por la necesidad de enfrentarse a las consecuencias del cambio climático. El brusco cambio que ha dado el mercado del petróleo ayuda a alejarnos de la amenaza de las prospecciones petrolíferas y sus consecuencias sobre el medio ambiente y el turismo que hemos vivido hasta ahora.
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