Como todos los años, el rating miseria ha sido elaborado con datos de los más reputados indicadores macroeconómicos: Eurostat, Bloombery, FMI, INE, etc., no obstante las estadísticas en economía no son siempre certezas inmutables y pueden ser inexactas, y esta reflexión la hacemos pensando en estudios que ofrecen la mayor credibilidad y que cuantifican el empleo en la sombra en España en el 18,60% del PIB.
España se resiste en dejar de ser protagonista en esta triste carrera al liderato europeo del rating miseria. Aunque por segundo año el campeonato lo gana Grecia, con un total de 33,16 puntos (con un paro del 25% y el déficit fiscal que sobrepasa el 8,16%), España es subcampeona con una puntuación total de 28,00 (22,50% de desempleo y 5,5% de déficit). El tercer puesto es para Chipre al que siguen Portugal e Italia. La puntuación media de la eurozona es de 13,5.
El principal problema de España es el paro que está enquistado, aunque las grandes cifras del mercado de trabajo están comenzando a mostrar un comportamiento positivo y la creación de empleo parece que será una realidad para 2015. Sin embargo sigue presentando un exceso de temporalidad, ya que por cada contrato indefinido se firman aproximadamente 12 contratos temporales. Y esta excesiva temporalidad tiene efectos adversos no solo sobre el trabajador sino también sobre la empresa, al incidir negativamente en la productividad.
El lastre del desempleo juvenil con el 53,5% es un problema gravísimo que se tiene que combatir reduciendo la tasa de abandono escolar, potenciar la educación continuada y apostar seriamente por la formación profesional, siguiendo el modelo alemán
El déficit presupuestario estimado se ha reducido al 5,50 %, y la mejoría ha procedido del aumento de la recaudación impositiva, ya que el gasto ha experimentado una mínima disminución y el mayor peligro de incumplimiento procede de las comunidades autónomas, algunas de las cuales han sobrepasado el déficit fiscal, como Murcia, Extremadura o Catalunya.
Nos encontramos actualmente ante una especie de círculo perverso. Un paro endémico y un déficit público que de mantener la actual trayectoria deficitaria nos condenaría a una situación de default y a asumir un endeudamiento prácticamente imposible de liquidar, y que nos aboca a un riesgo claro de transmisión intergeneracional de una pobreza potencial o exclusión social que en estos momentos afecta a casi 13 millones de personas.
Como todos los años quedamos emplazados para analizar nuestro comportamiento socioeconómico en el rating miseria europeo de 2015 y si entre todos podemos disminuir los parámetros de su cálculo. La mejor noticia sería anunciar que ya no figuramos en forma destacada en este maldito índice y nos acercamos a la media de la eurozona.
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