Si construir un parador nacional en el Castillo de Eivissa implica una detallada labor de rehabilitación de edificios de alto valor histórico y su adaptación a hotel de lujo, sumar al proyecto los restos arqueológicos hallados durante las obras se ha convertido en todo un desafío.
Las catas realizadas antes de iniciar la construcción del establecimiento no advirtieron la presencia de sus tesoros. Sin embargo, dos años después de poner la primera piedra, en marzo de 2009, los trabajos dejaron al descubierto importantes restos arqueológicos. Entre estos, destaca una antigua ciudad fenicia de finales del siglo VII y principios del siglo VI a.C., que podría ser el primer asentamiento de Vila; un templo romano ubicado en el tiempo entre finales del siglo I a.C. y I d.C.; y una torre islámica que se podrá apreciar en el futuro spa. Todo ello ocurrió a principios de 2011. Desde entonces, las obras están paralizadas.
Si bien Turespaña presentó una propuesta de museización de los restos, esta no convenció a los técnicos de la isla. Entonces, se decidió que el segundo projecto modificado surgiera del consenso entre arquitectos, arqueólogos y técnicos de patrimonio de las tres instituciones implicadas: Consell d'Eivissa, Ajuntament de Vila y Turespaña.
La consellera de Cultura y Patrimonio, Pepita Costa, asegura que los técnicos han acercado posturas y han sentado las bases para que Turespaña licite la redacción del nuevo proyecto. La contratación está anunciada para este mes de febrero, pero los plazos en esta obra suelen incumplirse. Tanto, que la construcción del parador tenía un plazo de ejecución de 30 meses y pronto alcanzará los cinco años.
Los hallazgos arqueológicos centran el debate, pero no son los únicos. El proyecto del aparcamiento subterráeno es el segundo motivo del retraso, y el que menos acuerdo tiene. El párking se ubicará justo al pie de las murallas renacentistas de Dalt Vila, entre dos baluartes, Sant Bernat y Sant Jordi, y será el acceso rodado de los clientes al hotel. Se enlazará con un sistema de túneles y ascensores que permitirán alcanzar la recepción, ubicada en la Casa del Gobernador. Los técnicos consideran que su impacto paisajístico es importante y piden alternativas, como reducir su capacidad actual para 63 plazas. Pero eso no es todo, también temen que ponga en riesgo la estabilidad de las murallas.
Ante esta situación, el Consell ha pedido a la Unesco que envíe a uno de sus expertos para sumarse al equipo técnico. No se contempla que el parador esté exento de aparcamiento y hay que buscar alternativas. La conservación y puesta en valor de los restos permitirá a Eivissa entrar en la red de Paradores Museo. El aparcamiento facilitará el acceso a los futuros clientes del hotel. Dos cuestiones no menores a resolver, en manos de los expertos.
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