La tecnología permite supervisar los sistemas de riego por control remoto. | CARMEN MORENO

El sector primario respira tranquilo. El año 2013 ha sido excelente, tanto para agricultores como para pescadores, gracias al aumento de la producción y del precio medio de venta. La demanda exterior también se ha incrementado y el año puede así catalogarse de bueno.

Las lluvias registradas en la primavera pasada beneficiaron a la mayoría de cultivos y se obtuvieron mejores cosechas, tanto en calidad como en cantidad. El aumento de la demanda, y de manera particular de la demanda exterior, ha hecho el resto: el precio medio de venta ha sido más alto, con el consiguiente incremento de ingresos.

El presidente de Asaja-Balears, Tomàs Cortès, afirma que 2013 ha sido un año bueno, pero matiza que solo para “algunos” productos. “Se han dado factores que nos han favorecido, como un año meteorológicamente suave, con volúmenes de producción aceptables y una mayor demanda de países emergentes como Brasil y China”, explica.

FRUTAS Y HORTALIZAS. La demanda de frutas y hortalizas ha crecido tanto a nivel local como exterior, haciendo que se comercialice mayor volumen de producción en Balears. En el caso del mercado central de Mallorca, la compraventa de frutas y hortalizas fue de enero a septiembre de 2013 un 11,6% superior a la del mismo periodo de 2012. No obstante, si se comparan las cifras entre mayoristas y productores es fácil vislumbrar que el año de los payeses no ha sido tan bueno. De hecho, la comercialización de frutas hasta septiembre ha disminuido un 1% para los productores. En cambio, la de hortalizas ha aumentado un 4%.

Los mayoristas, por su parte, han suministrado un 8,5% más de fruta y un 15,1% más de hortalizas que en 2012.
El precio medio ponderado de la fruta ha subido un 10,6% respecto al año pasado, y la verdura un 7,8%.

La cosecha de cereales de mayo y junio de 2013 fue superior a la de la campaña de 2012. La producción de trigo se incrementó un 22,9%, llegando a las 17,9 miles de toneladas. La de cebada ascendió a 55,9 miles de toneladas, un 21,3% más que el año pasado. Y la de avena aumentó un 15,2%, hasta las 16 mil toneladas.

Otros productos autóctonos como la almendra también han registrado una buena temporada. La recogida de este año pasado se estima un 10,35% superior a la de 2012. Además, la mala añada tanto del resto de España como de California, que sufrió una fuerte sequía, han favorecido a los productores mallorquines. El precio pagado por la almendra con cáscara ha sido en 2013 de 1,2 euros por kilo, el doble que en 2012.

Para Cortès existe, sin embargo, una tremenda dificultad para los agricultores a la hora de ser competitivos. “Mientras el efecto de la insularidad no sea compensado, Balears jamás podrá trabajar con los márgenes de rentabilidad de cualquier productor del continente. Por una parte se dificulta nuestra competitividad y por otra se acentúa el desequilibrio entre pérdidas y ganancias en la cuenta de resultados”, se queja el responsable de Asaja.

Es el principal argumento para augurar un futuro incierto a los payeses de Balears en el siglo XXI. De esta manera, está empezando a proliferar una nueva modalidad de agricultor, que se dedica al trabajo del campo solo a tiempo parcial, compaginándolo con otra actividad.

Además, las ayudas públicas siguen siendo una parte fundamental de los ingresos de los payeses. “Las subvenciones son compensaciones de renta para el agricultor y son fundamentales para su cuenta de explotación. Si no las hubiera, los precios de los productos se dispararían”, explica Cortès.

NUEVAS TECNOLOGÍAS. La tecnología ha revolucionado la manera de trabajar en el campo. “Ha permitido la modernización del sector primario. Balears cuenta con explotaciones tecnológicamente punteras en sectores como el vino, el aceite, la patata, los cereales y la ganadería entre otros”.

Cortès presume de los productos agrícolas de Balears y niega que se hayan convertido en un lujo. “Balears se puede enorgullecer de haber sabido producir alimentos con valor añadido, básicamente debido a la inversión en investigación y desarrollo (I+D). Cualquier producto local cuenta con una calidad muy diferenciada a causa de la proximidad”, aclara. De hecho, el consumo de frutas y hortalizas de producción autóctona es significativo aunque depende de la estación. En los meses cálidos puede llegar hasta el 60%, mientras que en los fríos ronda el 35% del gasto total.

EXPORTACIONES. Las exportaciones del sector primario se han incrementado de manera significativa durante 2013. Según datos de la Conselleria d’Economia i Competitivitat, las ventas al exterior de goma de garrofín han aumentado un 19% respecto a 2012. Aunque la demanda en Japón se ha estancado, Alemania y sobre todo Dinamarca han comprado más cantidad de este espesante alimentario derivado de las semillas del algarrobo. Y lo han hecho a mejor precio.

Las lluvias del pasado mes de marzo no impidieron tampoco unos excelentes resultados de la cosecha tardía de patata, el principal producto destinado a la exportación. Según datos acumulados hasta julio de 2013, las ventas al exterior aumentaron un 17% en volumen y un 52% en importe, que ha llegado a los 10,28 millones de euros. Este valioso incremento responde a la gran demanda de dos países: Reino Unido y Dinamarca.

ESPLET. De enero a julio del año pasado, la exportación de patata ascendió a 17.339 toneladas, y una gran parte salió de sa Pobla. La Sociedad Agraria de Transformación (SAT) Esplet de este municipio mallorquín controla alrededor de la mitad de la patata que se envía fuera de España y lidera la innovación en el cultivo. Sus socios son agricultores y tienen distinta participación en el capital de la sociedad en función de su volumen de producción. La SAT se encarga de la comercialización.

Raquel Alonso es la directora de Innovación y Desarrollo. Explica que Esplet planifica las ventas semanales de cada cliente y a partir de ellas establece un plan de producción semanal para cada agricultor. “En este plan se incluyen las distintas variedades y las especificaciones de calibres y calidades requeridas por los clientes”, cuenta.
Se hacen dos cosechas de patata al año. La de exportación se recoge entre los meses de marzo y junio, y la segunda entre finales de octubre y diciembre o enero. Aun así, los agricultores tienen que seguir mirando al cielo. “El cultivo de la patata para exportación que realizamos en Mallorca está muy condicionado por las adversidades meteorológicas. Se siembra entre finales de octubre y diciembre y en los meses de enero y febrero puede verse afectado por las heladas, los vientos o las lluvias muy fuertes. Es un cultivo muy arriesgado”, añade Alonso.

SISTEMAS DE CONTROL. La tecnología ha posibilitado un cultivo más sostenible y un aumento de la productividad. Además, los sistemas de control con robots han permitido a la SAT Esplet reducir los riesgos. Así, pueden controlar más fácilmente los riegos, la fertilización y las heladas.

Parece paradójico que la inmensa mayoría de la patata se exporte y no se destine al mercado balear. La explicación es que este tubérculo es de alta calidad y de un precio elevado. El cultivo de la patata para la exportación se remonta en Sa Pobla a los años 1920-1930. Los clientes europeos ya los conocen y Esplet se adapta a sus necesidades. Y además, desde la SAT explican que en general los rendimientos económicos de la exportación son más altos que los obtenidos en los mercados locales.

La mejora de la exportación de patata en 2013 llega después de años de adversidades. La mayor fue la meteorología, que ocasionó menores cosechas y grandes dificultades a la hora de servir a los clientes. “A ello hay que sumar el aumento de los costes de producción por el encarecimiento de las materias primas y una importante crisis en el consumo”, explica Alonso.

“Pese a las contrariedades, lo principal es que hemos conseguido mantener nuestra presencia en los mercados de Reino Unido, países escandinavos, Alemania y Polonia, donde la imagen de la patata de Mallorca goza de una buena reputación”, sentencia.