MªÁngeles es profesora y dedica su vida a esta disciplina. Su padre fue uno de los muchos vecinos que fundaron el Centro Cultural de Sant Carles, que este año celebra su 30 aniversario. Este centro ha sido un referente del desarrollo cultural de la isla y por él han pasado grandes figuras de la música y el arte en general. El primer acto de inauguración lo realizó en 1987 el actor Fernando Rey recitando a Federico García Lorca y, tras crearse el festival, la organización formó el concurso de piano, uno de los más importantes del mundo. El certamen cuenta este año con nueve conciertos, de los cuales destaca el del pianista Matyás Novák, que actuará este domingo a las 22.00 horas. Hoy, tras la proyección del documental Las notas que curan, tendrá lugar un coloquio que reflexionará sobre el poder de la música en el ser humano y su incidencia en las emociones y en la vida cotidiana de las diferentes personas. La tertulia contará con la presencia de Amparo y Mercedes, unas «divas del periodismo» en el término musical que emplea MªÁngeles para definirlas. Para ella, el lenguaje musical «es la base de todo, es incluso anterior al lenguaje humano. La música transmite todos los adjetivos. En Ibiza hay una coexistencia de cultura musical muy variada». Ambas coinciden en que es en esa mezcla donde reside la riqueza.
MªÁngeles propuso a Amparo proyectar su documental en el festival, lo que para ella «es un privilegio, ya que es una pena que el trabajo sea reconocido mundialmente y en España sea un desconocido». Sobre la idea, Amparo comenta que Mercedes asistió a un concierto de Garnati de la que quedó prendada y «ella me dijo que lo produciría». La temática gira en torno a la influencia que la música clásica en vivo tiene sobre ciertos sectores de la sociedad desfavorecidos. En particular, sobre niños palestinos, presidiarias o sobre los niños con cáncer ingresados en la planta de Oncología del hospital de Granada. Para la directora, la música incide de muchas formas, «principalmente da paz espiritual, a veces no se comprende aunque guste y, en general, como todas las artes que elevan al espíritu es una experiencia muy epidérmica, no se puede racionalizar, penetra a través de la piel, se siente». «Yo no soy de dar conclusiones, pero la respuesta que busco en este documental es hasta qué punto la música es terapia: expongo la reacción del público ante esa música y el espectador busca sus propias conclusiones», expresa Amparo.
Sobre la realización del proyecto, la periodista destaca que «ha resultado gratificante, empiezas con una idea y la realidad te devuelve lo que le da la gana, no lo que tu quieres. Es lo bonito, tener la capacidad de sorprenderte». Asimismo recalca no creer en las etiquetas. El ser humano es versátil y la música es así, hay que hacerla llegar y hay que democratizarla.
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