El saxofonista Perico Sambeat, durante su interpretación.

El festival Eivissa Jazz se despidió con un claro sabor ibicenco. El triple programa de la noche del sábado incluyó sendos conciertos instrumentales de conjuntos formados por músicos autóctonos, afincados en la isla o que, por el número de veces que han pisado el escenario del baluarte de Santa Llúcia, ya resultan familiares para el público local.

Este último era el caso de Perico Sambeat, quien ya había actuado en otras ediciones del festival y que esta vez fue el encargado de poner el broche de oro al certamen.

Ya de madrugada y con las paredes de Dalt Vila a oscuras, el saxofonista valenciano iluminó a los que resistieron –a muchos les venció el cansancio y dejaron el bello empedrado medio vacío en el último tramo de recital- y demostró su gran habilidad tanto con el saxo alto como con el soprano.

El cuarteto, completado por Esteve Pi a la batería, Ignasi González al contrabajo y Moisés Sánchez al piano, alternó estándares del jazz –como ‘Just in time'- con temas propios, como ‘Bugalú' o ‘Noche azul', que sedujeron al público.

Los asistentes ovacionaron rendidos ante los duelos solistas entre el saxofonista y Sánchez, el mismo pianista que había elegido el propio Benny Golson para la actuación que más tarde cancelaría por problemas de salud de su esposa.

En las actuaciones previas, Threejay –con el batería ibicenco Joan Carles Marí y los catalanes Joan Solana, al piano, y Josep Colls, al bajo- se mostraron muy solventes en la presentación de su primer trabajo. El trío, que ya actuó en este festival el año pasado, reflejó un gran atrevimiento, soltura y madurez impropia de su edad que invita a seguir su futura evolución.

Por su parte, Norberto Rodríguez, músico cubano afincado en Eivissa, deleitó al respetable con su ya conocido repertorio, con tintes de un jazz eléctrico muy rítmico y muy cercano en algunos pasajes al rock. El guitarrista cubano actuó acompañado del bajista francés Bruno Schorp, el batería cubano Lukmil Pérez Herrera y el teclista húngaro Tamas Szasz.

La propuesta del cuarteto complació al numeroso y generoso público de un certamen que ha acusado no solo los límites de un presupuesto exiguo, sino también la improvisación institucional.

En este sentido, el locutor de Radio Nacional Juan Miguel López, en su última intervención como presentador en la presente edición, pidió más mimo al festival por parte del Ayuntamiento en el futuro y sobretodo «más tiempo» para organizarlo y poder traer así artistas de talla internacional.