Toni Marí Ribas, ´Frígoles´, enseña uno de los trabajos que se acumulan en su taller de Can Negre.

Toni Marí Ribas, Frígoles, protagonista de una exposición sobre su figura que se inaugura esta noche en el Museu Monogràfic de es Puig d'es Molins, tiene 79 años, pero nadie lo diría. El que es considerado como uno de los últimos maestros ceramistas de Eivissa sigue conservando la sonrisa picarona y la vitalidad de aquel niño que con apenas doce años comenzó a moldear barro en un taller propiedad de Xico Vildes, en Can Planas, muy cerca del desguace de Ca Na Negreta, por cinco pesetas al día. Y es que en apenas cinco minutos es capaz de transformar cinco pequeños bloques de barro en una hucha, un botijo, un cenicero o una maceta con una bella decoración.

Durante el tiempo en que ha estado trabajando, sus manos han sido testigo de todo lo que ha sucedido en la Isla en los últimos setenta años. «Todo ha cambiado muchísimo, fíjese que cuando yo empecé a trabajar, primero con Joan des guerrer, un mallorquín que había venido a la Isla, y luego como aprendiz de Daifa, uno de los grandes maestros gerrers, sólo hacíamos utensilios para los pagesos como cántaros, botijos, bebedoras, cangilones para norias o tiestos, y ahora en cambio lo que más hago son encargos para turistas como ceniceros, figuras de terracota de Tanit o Bes, y apliques para tapar las bombillas de los chalets», explica el propio Frígoles.

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