La artista, en sa Punta d’es Molí, junto a una de sus obras. | P.T.

El hecho de que la pintora holandesa afincada en Eivissa Marie-Antoinette Courtens haya cambiado su domicilio del campo ibicenco a primera línea de mar ha tenido un reflejo en su obra. Los rojos y ocres de hace un tiempo han dado paso a los azules y los naranjas que dominan su nuevo entorno. Precisamente, éste es uno de los cambios principales en la obra de la pintora que pueden apreciarse en la exposición que esta tarde inaugura en la sala de sa Punta d'es Molí, en Sant Antoni, a las ocho de la tarde y en la que combina piezas puramente pictóricas con obra gráfica, todo ello en diversos formatos.

Courtens ha titulado la exposición El silencio del color en contraposición al hecho de que sus obras no llevan nunca título. «No los titulo porque el color es emoción, es la naturaleza, es todo en realidad. Los cuadros son una abstracción de la realidad, de nosotros mismos», explicó ayer la artista en la sala, rodeada de cuadros y grabados realizados desde principios de este siglo hasta la actualidad.

La pintora holandesa, que no exponía individualmente en Eivissa desde 2008, cuando presentó El arte de la luz en S'Alamera, apuntó que nunca trabaja en más de un cuadro a la vez para centrar toda su concentración esa pieza y que su vida está totalmente consagrada al arte y la cultura. «Es una vida total y el estilo que cultivo sólo es posible porque soy libre. Esa es mi sensación», relató.