Los 20 niños que participan en el campamento cumplieron la agenda del día: reparto de habitaciones y material, una excursión por los alrededores, el taller de cocina o el inicio de un cuento que crearán entre todos | Daniel Espinosa
Los menores de once años también reclamaban un campamento estival similar al que durante diecisiete años lleva organizando el Taller de Flauta Dolça Albarca, un espacio que les acerque a la música y al resto de las artes de una forma divertida y distendida. «Por eso este año hemos puesto en marcha el Campament Art i Natura, para que los niños de siete a once años también puedan quedarse a dormir y no solo a pasar el día», explica Laia Tur Saura, responsable de esta entidad sin ánimo de lucro que se creó en 1996. Y de ahí el éxito de esta primera convocatoria, que al mismo tiempo ofrece una solución a los padres ahora que ha finalizado el curso escolar.
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