Fue una cuestión de celos. O así lo afirma la leyenda acerca de la invación cristiana de la ciudad de Eivissa en el año 1235. La tradición nos dice que el hermano del gobernador árabe de la Isla buscó venganza contra éste por haberle arrebatado a la mujer que amaba, así que por despecho abrió una portezuela en las murallas para que las tropas de Jaume I pudieran entrar en el recinto amurallado. La historia popular ha situado siempre esa puerta en el lugar que ocupa actualmente la capilla de Sant Ciriac, en el número 10 del Carrer Major de Dalt Vila y una reciente excavación arqueológica ha encontrado bajo ella los restos de una puerta y un pasadizo excavado en la roca.
La leyenda pervive
Una excavación encuentra restos de una puerta y un pasadizo bajo la capilla de Sant Ciriac, en Dalt Vila
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