Loquillo, en una imagen promocional para el álbum ‘La nave de los locos’.

Se llama José María Sanz y nació en el barcelonés barrio de El Clot en 1960, pero el mundo del rock lo venera como Loquillo, un auténtico veterano curtido en mil batallas que llega este sábado a Eivissa para ser la estrella del Sant Pepe Rock, que tendrá lugar en Sant Josep a partir de las 21,30 horas. Y sobre el escenario presentará las canciones de su disco más reciente, La nave de los locos (Dro, 2012), en el que se reencuentra con las canciones de Sabino Méndez, que parte de la crítica ha saludado como uno de sus mejores trabajos y que cierra un intenso periodo de trabajo con tres discos en el mercado en apenas un año y medio.

—Hay quien puede ver una vuelta atrás en el hecho de este reencuentro con las canciones de Sabino Méndez.

—No, de la misma manera que puedo colaborar con mi poeta favorito, Luis Alberto de Cuenca, o colaborar con un compositor con el que trabajo habitualmente, que es Gabriel Sopeña. Llevo treinta y cinco años en esto y los proyectos que realizo intento que sean siempre distintos al anterior. Nunca hago discos con una tónica igual al anterior, eso sería aburridísimo. Cada concepto de disco es diferente y este es un disco hecho con canciones de Sabino Méndez con las que trabajábamos desde el año 1985 hasta hace un año. Son canciones que han estado ahí, con su antigüedad, y un día se me ocurre grabarlas, pero nada más. Ese es el trabajo de un compositor al enfrentarse a un disco; como el anterior, que eran poemas de Luis Alberto de Cuenca que escribió entre los 45 y los 50 años y sólo cogí esas obras de su trayectoria. Cada disco es un mundo.

—A lo largo de su carrera ha trabajado con discos completamente compuestos por usted y luego tiene grabaciones sobre las piezas de otros compositores, como es el caso. ¿Necesita descansar como compositor de vez en cuando?

—No solo yo, cualquiera con dos dedos de frente debe hacerlo. No puede mantenerse el mismo nivel en cada disco. Hay subidas y bajadas y tienes que saber cuándo parar. Vengo de un trabajo como Balmoral, que estuvo a las puertas de un Grammy, y era necesario abrir puertas después de eso, que es muy sano, pero ya depende del ego de cada uno. Hay gente que tiene tanto ego que es incapaz de trabajar de este modo y solo hace lo que hace él y esas cosas. En mi caso, cuando he visto un concepto interesante lo he seguido y punto. No me paro a pensar qué opinará la gente, me paro a pensar si las canciones serán buenas no quién las escribe.

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