Botto, autor del texto, compuesto de cinco monólogos, cuatro protagonizados por él y el otro por la actriz Astrid Jones, señaló ayer en Logroño en declaraciones a Efe que el «detonante» que le llevó a escribir Un trozo invisible de este mundo fueron dos situaciones «personales».
Una, la llamada que recibió de un tío suyo desde Buenos Aires para comunicarle que se iniciaba el segundo «megajuicio» de la Escuela de Mecánica de la Armada, que durante la dictadura militar fue «un centro de tortura» donde murió su padre, también actor, cuyo asesinato se iba juzgar en este proceso.
Fue algo inesperado ya que, después de tantos años, nadie de su familia esperaba que se fueran juzgar aquellos hechos, que obligaron a su madre, la profesora de interpretación Cristina Rota, a emigrar a España en 1978, tras el golpe de Estado del dictador Videla.
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