Sin muros ni puertas cerradas que les separen del público. Así es como trabajarán los escultores que forman parte de una iniciativa que nació ayer con vocación de tener continuidad en la isla. El primer encuentro de escultores de Eivissa se ha estrenado en el baluarte de Santa Llúcia, el escenario que durante una semana acogerá este cara a cara entre los artistas y su público. Una veintena de escultores han abandonado sus talleres durante unos días, dispuestos a crear al aire libre, frente a los muchos turistas y paseantes que recorren mañana y tarde este rincón de Dalt Vila. Cargados con diversos materiales y herramientas, cada uno de ellos se mostraba ayer dispuesto a dar forma a una nueva obra. Elena Albeni está acostumbrada a trabajar cerca de su pareja, también escultor, pero no frente a un público tan variopinto como el que ayer se congregaba a su alrededor. «Está bien salir de la cueva de vez en cuando», comentaba mientras organizaba la que será su ‘oficina' durante cinco días. Elena, pintora y escultora italiana residente en la isla, realizará una escultura con hierro, cartón prensado y cola.
Entre los creadores que participan los hay veteranos y principiantes, por lo que el encuentro, además de servir para poner en contacto a los artistas con la gente de la calle, forjará también futuros contactos entre ellos. En un rincón Adolfo Aymat charla animadamente con Paco Salas y Salva Valenzuela, dos generaciones que intercambian pareceres y experiencia. Salas, experto en románico, gótico, renacimiento, modernismo y estilos antiguos cuenta con obras en el Real Monasterio de Sant Cugat del Vallés y lleva casi 80 exposiciones organizadas. Estos días se le podrá ver trabajando la madera, su material predilecto, concretamente un trozo de olivo a partir del cual tallará el rostro de un Cristo. Este prolífico artista, que lleva pocos meses residiendo en la isla tras una vida en Catalunya, disfrutaba ayer de su encuentro con Adolfo Aymat, el más veterano de la cita. Este escultor (además de maestro artesano de alfombras y tapices de la Escola del Treball de Barcelona) ya ha acercado su obra al público de la isla con obras como el mural del porche del Ayuntamiento de Santa Eulària, pero esta es una oportunidad única para verle trabajando la piedra fuera de su taller de la villa del Río. Junto a ellos, el joven Salva Valenzuela, artesano de instrumentos musicales que se ha iniciado recientemente en la escultura, aprende de los dos maestros.
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