El pintor Fran Recacha (Barcelona, 1976) presenta este mes de septiembre en la galería Oikoumene (Carrer d'Enmig, la Marina) su serie Utopía, «una secuencia de imágenes que invitan al espectador a pensar, soñar y sonreír», según señalan los responsables de la sala de Vila.
Entre las obras expuestas, Recacha nos muestra una versión contemporánea de la Gioconda, titulada New Yorkonda; un homenaje al músico de jazz Charlie Parker, o su particular visión de Lady Godiva.
«Desde el principio hasta el final de la serie se percibe la búsqueda de un ‘algo' perdido, acaso difícil de explicar y puede que solo existente en las fábulas en las que prevalecen la igualdad y la justicia; y también la voluntad y la esperanza de encontrar un destino mejor, no importa cuán lejos se halle y cuán difícil sea de alcanzar», apuntan desde la sala.
La exposición podrá visitarse hasta el próximo día 29 de septiembre, de lunes a viernes de 18,00 a 23,30 horas.
La sala Oikoumene invita a «pensar, soñar y sonreír» con la serie ‘Utopía', del pintor Fran Recacha
La exposición permanecerá en la sala hasta el próximo 29 de septiembre
07/09/12 0:00
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7 comentarios
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Le agradezco la última aportación. Por mi parte, cierro el hilo. No quiero hacerle perder más tiempo. Muchas gracias.
Vale, estamos de acuerdo con su reflexión, pero ahí queda una gran idea: exigirle al artista que le haga soñar, divertirse, explorar, pensar, superarse; un pequeño gesto. Aceptar no es compartir. Y asumir la parte que nos corresponde es de caballeros. La nuestra: resistir, pese a la tristeza.
Vuelvo a remitirme a la semántica: el verbo "invitar" no comporta obligatoriedad. Estaría de acuerdo con usted si el titular rezara: "F. Recacha le exige que sueñe y se divierta con su pintura". Pero no, usted (o ustedes, ya que emplea/n la forma pronominal "nos") y cualquier otro espectador puede soñar o sentir lo que le venga en gusto, tanto si le viene a cuento como si no. Lea con atención los enunciados, por favor. A mí lo que me deja perplejo es que usted extraiga de mi comentario que culpo a las palabras, cuando lo que hago es limitarme a hacerle un apunte. Es curioso que me acuse de pretencioso cuando usted se muestra tan asertivo en sus comentarios. Por tanto, no es tanto hiriente como hilarante el hecho de que usted pretenda saber algo de retórica. Por último, sugiero que los comentarios y críticas, para darles un mínimo peso de autoridad, los firme con su nombre, en lugar de con distintos pseudónimos. Cuando guste (es una invitación, no un imperativo), venga a visualizar. Tenemos paquetes de kleenex.
Es trastornante, se suponía que la retórica persigue un fin, pero ya no, ahora se obliga al espectador a sentir, a soñar. Espero que no vayamos a por el vacío directamente. De todas formas nos parece hiriente y un poco pretencioso darle la culpa a las palabras. Repito, cabe la duda, hay que visualizar; mientras tanto, lloramos.
La semántica de las palabras no se restringe a definiciones estancas o limitadas. Entendemos imagen en términos retóricos, como intuición personal o visión poética, definición tan legítima como la misma acepción primaria de representación o semejanza de algo. En cualquier caso, la muestra no es un decálogo para una supuesta utopía social; son visiones personales, fábulas significativas para un pintor en concreto, sueños que, si se quiere, se pueden compartir o no. Por no extenderme más, que tampoco hace falta, lo único que puedo añadir es que espero que, independientemente de que la muestra sea de su agrado, no se sienta manipulado ni dirigido. Y, por favor, se lo ruego, no llore más.
Las secuencias de imágenes, por definición no tienen esa función, como mucho dirigen y manipulan. Ya estamos con lo mismo,de todas formas iremos a ver la muestra, pero ya te digo que soy pesimista. Rompo a llorar. Ya no puedo escribir más.